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Miércoles 27/11/2024
 
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Sevilla

Hallan restos de un joven de la época almohade que vivió en la calle Lumbreras

Las catas previas a la obra han descubierto restos de dos muros "que podrían constituir el ángulo de una estancia de un inmueble"

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  • La inhumación de la fosa de la calle Lumbreras. -

Una intervención arqueológica preventiva acometida en un inmueble de la calle Lumbreras del casco histórico de Sevilla, previa a la reforma del edificio para la construcción de una piscina en su parte trasera y su uso para apartamentos turísticos, ha supuesto del descubrimiento de una inhumación en fosa del periodo almohade, siendo recuperados restos óseos de un "individuo joven de aproximadamente 12 o 13 años" de edad.

La memoria de esta actuación preventiva está firmada por las arqueólogas Gema Tocino Rentero y Araceli Rodríguez Azogue, quienes explican que la intervención fue acometida en el inmueble correspondiente al número 16 de la calle Lumbreras, en el sector norte del casco histórico de Sevilla.

En este documento, recogido por Europa Press, estas autoras precisan que este "control arqueológico de los movimientos de tierra" ligados a las obras previstas en dicho inmueble, objeto de reforma para su uso para apartamentos turísticos, deriva de que tales trabajos contemplaban la construcción de "una piscina de 21 metros cuadrados y dos metros de profundidad" en la parte trasera de la parcela, "por lo que era posible que afectara al sustrato arqueológico".

Y es que aunque este inmueble de cuatro plantas y uso residencial carece de catalogación, según detallan las autoras de esta actuación arqueológica preventiva, está abarcado por los entornos de protección delimitados respecto al antiguo convento de Santa Clara y la torre del antiguo palacio del Infante Don Fadrique, monumentos ambos declarados bien de interés cultural (BIC).

LA OCUPACIÓN HUMANA EN LA ZONA

Respecto al sector donde se alza el inmueble en cuestión, Gema Tocino Rentero y Araceli Rodríguez explican que "todo parece indicar que no es hasta época bajomedieval islámica cuando se produce la ocupación efectiva del espacio por parte del hombre", exponiendo que "los resultados de la mayoría de las intervenciones arqueológicas realizadas indican que el inicio de la ocupación humana se produce en momentos avanzados del siglo XII, aunque en algunas de ellas se han exhumado restos anteriores".

Al punto, destacan la "disyuntiva" científica "entre si el sector se incorporó a la ciudad en época almorávide o almohade y si el desarrollo de la actividad humana en esta zona es anterior o posterior a la erección de las murallas, así como sobre el uso al que se destinó".

AUTORIZACIÓN DE LAS CATAS

Fue en abril de 2020, según esta memoria documental, cuando la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Sevilla, adscrita a la Consejería de Cultura, autorizó el proyecto de investigación preventiva en la parcela, previo a las obras de la piscina y de reforma del inmueble, siendo después acometida la investigación en un periodo de cinco días.

Especialmente, el resultado de esta intervención arqueológica preventiva arrojó con relación al periodo almohade, entre mediados del siglo XII y mediados del siglo XIII, "restos edilicios" de "dos muros (...) que podrían constituir el ángulo de una estancia de un inmueble, conservando restos de pavimento muy fino de cal".

"Al ser unos restos tan escasos", según avisan estas arqueólogas en el documento, no es posible "identificar el tipo de edificación ni su configuración".

INHUMACIÓN EN FOSA

"Lo más significativo de la intervención", y también con relación al periodo almohade, según las arqueólogas, fue el hallazgo de "una única inhumación" en fosa. En concreto, fueron localizados restos óseos de un "individuo joven de aproximadamente 12 o 13 años" de edad, que "se hallaba extendido en el interior de la fosa, en posición decúbito lateral derecho con una orientación sudoeste-noreste, quedando la cabeza al sudoeste".

"Por la posición del cuerpo, la cara estaría mirando en dirección este", mientras "las extremidades inferiores se encontraban ligeramente flexionadas para adaptarse a la longitud de la fosa", explican las arqueólogas responsables de esta intervención, agregando que "el cuerpo aparecía calzado sobre la pared de la fosa mediante el empleo de cantos rodados y fragmentos de tejas".

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