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Punta Umbría

En Málaga se hablaba en púnico cuando se hizo el Teatro Romano

El estudio de las cerámicas halladas en los últimos trabajos arqueológicos en el Teatro Romano de Málaga revela que en la época durante la que comenzó a construirse este edificio, a principios del siglo I antes de Cristo, se hablaba y se escribía en púnico en detrimento del latín.

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El estudio de las cerámicas halladas en los últimos trabajos arqueológicos en el Teatro Romano de Málaga revela que en la época durante la que comenzó a construirse este edificio, a principios del siglo I antes de Cristo, se hablaba y se escribía en púnico en detrimento del latín.

Estas labores, dirigidas por el arqueólogo Manuel Corrales, han permitido además clarificar cómo fueron los accesos al recinto por la zona del aditus Sur dentro del urbanismo de todo el entorno, ha informado hoy la Junta de Andalucía en un comunicado.

Los trabajos en esta zona han permitido reconstruir una parte importante de la historia de la ciudad antigua, según Corrales, que ha añadido que también se ha conocido “el urbanismo púnico de tradición fenicia que Malaca tenía cuando comenzó a construirse el Teatro Romano”.

Estos estudios son parte del proyecto de conservación y puesta en valor del recinto, que permitirá mejorar los recorridos establecidos para la visita al monumento, para lo que se ha consolidado el talud situado bajo el Centro de Recepción de Visitantes a la Alcazaba de Málaga y el aditus Sur del Teatro Romano.

La investigación también se ha centrado en la entrada del recinto por el mismo lado Sur, un gran espacio a modo de vestíbulo situado en los flancos de la escena que constituían un elemento fundamental en la configuración definitiva de la arquitectura teatral romana.

Corrales ha explicado que “graderío y escena se unían en un único conjunto cerrado y compacto mediante estas habitaciones ubicadas en los flancos dando lugar, a su vez, a los accesos abovedados llamados aditii e itinera”.

Esta zona se debió de articular en el contexto general de urbanización del entorno mediante terrazas a distintos niveles unidas por rampas o escaleras, “que servirían para integrar la pendiente oriental del cerro de la Alcazaba sobre el que se apoya el Teatro, y permitiría, en un recorrido ascendente, alcanzar las entradas superiores del edificio”.

Por otra parte, se ha podido comprobar la existencia de baños romanos gracias a restos de termas de época republicana, como un pavimento de ladrillos que forman un dibujo de “espina de pescado”, cerrando en el centro una serie de losetas cuadradas, probablemente de mármol de colores, según los datos aportados por Corrales.

La importancia económica de la ciudad también queda constatada en los restos de un gran almacén de ánforas fechado en el siglo IV a. C., relacionado con la factoría de salazones visualizada gracias a la existencia de varias piletas escalonadas cerradas por muros.

Los trabajos de mejora y conservación han posibilitado evitar posibles acumulaciones de agua en la zona de la orchesta.

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