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Miércoles 27/11/2024
 
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España

Un problema técnico privó de los datos de navegación

"No tenemos ninguna indicación válida", afirmó el comandante del vuelo dos minutos y medio antes de que el avión se estrellara.

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Un problema técnico privó a los pilotos del vuelo entre Río de Janeiro y París de datos válidos para evitar que el aparato se estrellara en el Atlántico en 2009, según los datos de las cajas negras del avión publicados este viernes por los investigadores.

"No tenemos ninguna indicación válida", afirmó el comandante del vuelo dos minutos y medio antes de que el avión se estrellara contra el mar, según se desprende de la lectura de las cajas negras recuperadas a principios de mes y cuyo contenido fue, en parte, divulgado por la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), responsable de la investigación.

Fue la constatación de la impotencia de una tripulación que durante cuatro minutos trató de tomar el control de un avión al que un conjunto de errores había dejado en situación crítica.

Una divergencia en los lectores de velocidad provocó que el piloto automático se desconectara y obligó a los pilotos a tomar decisiones sin tener a su disposición datos correctos del vuelo.

La secuencia de los hechos, desvelada por la BEA, indica que los motores funcionaron bien y que el avión se estrelló en el mar tras tres minutos y medio de caída libre.

Antes, los pilotos habían tratado de situar el avión en posición ascendente hasta alcanzar una altura máxima de 38.000 pies, momento en el que comenzó el descenso en caída libre, que no se frenó pese a que trataron de enderezar el aparato.

Hasta ese momento, el vuelo se había desarrollado sin incidencias. El AF447 con destino a París de la aerolínea Air France, un A330 fabricado por Airbus, había despegado con normalidad a las 22.29 GMT del 1 de junio de 2009 del aeródromo de Geleao, en Rio de Janeiro, con 216 pasajeros a bordo y 12 miembros de la tripulación.

Tres horas y media más tarde, cuando el piloto tomaba su reglamentario descanso, el copiloto trató de evitar una zona de turbulencias que se aproximaba dirigiendo el avión ligeramente a la izquierda, por lo que redujo la velocidad del aparato.

Dos minutos más tarde el piloto automático se desactivó como consecuencia de las erróneas mediciones de velocidad emitidas por los sensores del aparato.

La alarma de caída libre se activó en dos ocasiones y el copiloto, al mando en ese momento del aparato, trató de estabilizar de forma manual el avión, que sufrió un "brutal" frenazo, según la BEA.

Para evitar la caída, el copiloto decidió elevar la parte delantera del avión, que tomó una trayectoria ascendente hasta alcanzar la altura máxima.

El comandante llegó a la cabina menos de un minuto después del inicio del incidente, pero poco pudo hacer porque a partir de ese momento todas las velocidades registradas no eran válidas, aseguró el BEA.

Las explicaciones otorgadas por los investigadores no son las conclusiones del accidente, según precisó la BEA, que debe publicar el mes próximo un segundo informe preliminar.

Un primer informe ya apuntaba a un fallo en las sondas de medición de velocidad como origen del drama y los elementos de las cajas negras, divulgados ante la presión mediática y la multiplicación de filtraciones.

Tras conocer los datos, la aerolínea Air France publicó un comunicado en el que disculpó a los pilotos y apuntó a "una avería en las sondas de velocidad" como las causantes del accidente.

La compañía está procesada judicialmente en Francia por homicidio involuntario, al igual que Airbus, que también señaló a las sondas de velocidad como causantes del drama.

Esas sondas, fabricadas por el grupo francés Thales, fueron sustituidas en todos los aparatos de Air France en los meses siguientes al drama.

Pero muchos medios se preguntan por qué no las cambiaron antes, pese a que ya se habían registrado problemas con ellas en ocasiones anteriores.

En la misma línea apunta el informe judicial que sirvió para procesar a Air France, divulgado este viernes por el diario "Libération".

Ese estudio tampoco deja en buen lugar a Airbus, al que acusa de no haber dado instrucciones a sus clientes para afrontar eventuales fallos con las sondas de medición de la velocidad, pese a que el hielo había provocado ya que estas fallaran en otras ocasiones.

La investigación deberá ahora determinar las causas exactas del accidente, si los pilotos siguieron las consignas de la aerolínea para situaciones como esa y si estas eran adecuadas.

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