Este curso, que se imparte este fin de semana en Málaga, dotará a los participantes de conocimientos sobre técnicas de limpieza y gestión de los residuos, la descontaminación del material y equipo y los efectos de los productos petrolíferos sobre la fauna, así como el rescate y manejo de los animales afectados por estos vertidos.
Las jornadas han sido abiertas por el consejero de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, quien ha agradecido a los voluntarios su implicación en este proyecto, ya que la costa andaluza es una de las de mayor tráfico marítimo del mundo y zona de paso de las principales rutas de navegación de productos petrolíferos.
La zona del Estrecho es la "puerta de entrada" al Mediterráneo y se mueven en ella más de 100.000 barcos al año, por lo que "estar en guardia siempre es importante y más vale prevenir que curar", ha manifestado Díaz Trillo a los periodistas.
Ha recordado que la Junta puso en marcha unos planes de autoprotección para afrontar los riesgos a los que están expuestos el medio natural y sus habitantes, de los que dispone actualmente "prácticamente toda la zona atlántica" y parte de la mediterránea en Andalucía.
Durante la jornada, que se encuadra en el programa europeo "Arcopol" en el que participan España, Irlanda, Reino Unido, Francia y Portugal, el consejero también ha destacado el trabajo de las redes de voluntariado.
Más de 5.500 andaluces aportan al año más de 180.000 horas de trabajo a los proyectos dirigidos a la defensa del medio forestal, protección del litoral, sostenibilidad del medio urbano, biodiversidad o conservación de espacios naturales, ha apuntado.
En la protección de la costa andaluza trabajan una docena de asociaciones en labores de conservación, sensibilización y educación ambiental, las cuales colaboran en una "primera respuesta" ante un posible vertido.
Por otro lado, el titular de Medio Ambiente ha visitado el Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre, que actúa como una "UCI" de los centros de recuperación de especies amenazadas, ha indicado.
El centro, creado en 2001, realiza tanto labores de cura y recuperación de especies como de lucha contra el uso de venenos y de seguimiento de animales como las cabras montesas, conejos de monte, quebrantahuesos y linces.