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Sábado 30/11/2024
 

El Puerto

Huella de El Puerto

Transcurrirá un domingo que no es uno mas, son 15 días sin pisar el José Del Cuvillo, son demasiados días sin abrazar a los suyos.

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Abrirá el portal de su casa y verá a los que se resisten a morir con el día. Algunos enamorados calentarán las frías verjas porteñas acurrucados y entre besos en medio de la cazadora de él.

Comprará su ABC y durante segundos con el periódico enrollado bajará la vista siguiendo las huellas de sus zapatos por la calle Larga. Ensimismado y pensando que queda de las pisadas de hoy que algún día no existirán.

Disfrutara atisbando que se avecina la primavera, parará en los naranjos de Micaela Aramburu buscando la complicidad del azahar que todavía es proyecto lejano de felicidad.

Es domingo al mediodía y no es un día más, el fino alegrará la nostalgia del paseante, entre movimiento y paladeo del caldo. Mirará el reloj y la brisa lo llevará con sus amigos para confesarse en “lo” de Juan, que no es más que su venta La Palmera.

Habrá comida, Antonio esperará la anécdota para soltar la carcajada. Las maldades de San Sendero le harán pasarle la mano por la dulce calavera a modo de indulgencia.

Y se hablará del Racing, para optimista y alegrarle el corazón tendrá a Jesús, que las malas noticias no hace falta alentarlas. Las expectativas del Portuense serán magnificas, los proyectos faraónicos y los castillos... pues en el aire.

Llegarán las 5 en punto de la tarde, saltará el equipo, y buscará la diversión de su juego. Si no es así afinará el oído en las deliciosas tertulias políticas que trae el aburrimiento. Lambea y Diego Patrón pondrán y quitaran concejales, los escaños que perderán unos y otros harán de su media sonrisa un comentario irónico.

Transcurrirá un domingo que no es uno mas, son 15 días sin pisar el José Del Cuvillo, son demasiados días sin abrazar a los suyos.

Es la huella de El Puerto, huella olvidadiza, pasiva, ingrata a veces, pero muy embriagadora.

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