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José Blas Fernández: “Quisiera terminar en el Parlamento o en una empresa pública”

José Blas Fernández cumplió el pasado 23 de mayo 30 años en el Ayuntamiento de Cádiz. A lo largo de todo este tipo ha habido luces y sombras pero en general se siente satisfecho de haber sentado las bases del funcionamiento de la Casa de los Gaditanos

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  • José Blas Fernández

Tiene 65 años, podría jubilarse, pero todavía no se ve sentado en el sillón de su casa porque le quedan muchas cosas por hacer en su vida profesional y política. No tiene claro si estará en las listas de las municipales para 2015, aunque eso sí, le gustaría acabar su trayectoria como político en otro cargo más tranquilo, ya que desde hace muchos años es el resposanble del núcleo duro de la gestión municipal.

—¿Cómo se produjo su acercamiento a la política?
—En el año 1983 yo era ya un profesional, una persona joven a la que le llamaban mucho la atención los temas sociales, de hecho, fui uno de los creadores del Colegio de Graduados Sociales de Cádiz. Por aquel entonces mi partido, Alianza Popular, tenía un presidente local que fue el que configuró la lista para las elecciones municipales. En esa lista había muchas personas de peso en la ciudad como  Antonio Gamero, Servando Álvarez Beigbeder, Francisco Becerra, y Florencio Molinero. Se hizo una coalición a nivel nacional entre Alianza Popular, el Partido Demócrata Popular y la Unión Liberal y sacamos nueve concejales en el Ayuntamiento de Cádiz. Ahí empezó todo.

—A lo largo de estos 30 años ha estado en la oposición y en el equipo de Gobierno, ¿Por qué cargos ha pasado?
—En la oposición nunca fui cabeza de lista. Yo era el hombre que trabajaba en el grupo, pero en un segundo plano. Siempre iba de número 2, como candidato también a la Diputación, hasta el año 1995 que vino a Cádiz Teófila Martínez. Siempre he llevado temas de Hacienda, Patrimonio, Personal y Régimen Interno, que es el núcleo económico fuerte. Después he llevado también la Concejalía de Salud, y me siento orgulloso de tener en mi currículum el indulto al perro Canelo. He sido presidente de la empresa pública de aparcamientos y de Eléctrica de Cádiz. Soy miembro del comité ejecutivo de la Zona Franca. He llevado más bien el Régimen interior del Ayuntamiento, que es un papel muy complicado, de mucha responsabilidad y de muchos problemas. Cuando Teófila llegó a la Alcaldía me dejó que escogiera, y opté por este papel.

—¿Cuál diría que ha sido su etapa más fructífera como político?
—Tengo la satisfacción de haber llegado al Gobierno, que es el objetivo de todo el que ha estado en la oposición. Fui consciente de que la última etapa de Carlos Díaz fue malísima como alcalde, porque se dividió el equipo totalmente y sólo gobernaban cinco, porque el resto iba sólo a votar. Ahí sufrí en mis carnes lo que es un equipo de Gobierno totalmente roto. Carlos Díaz tenía muy buena voluntad pero lo aburrieron. Desde mi punto de vista creo que no se portaron bien con él.

—¿Puede presumir de haber sentado las bases del funcionamiento del Ayuntamiento de Cádiz?
—Se podría decir que sí. El Ayuntamiento empieza a funcionar realmente en 1983, porque la primera legislatura fue una especie de galimatías en la que hubo que administrar la corporación que venía de tiempos franquistas. Ya en 1983 es cuando empiezan a crearse los tipos de impuestos, las competencias municipales, etc. La Ley de Régimen Local y la de Haciendas Locales han cambiado conmigo. Me ha tocado llevar la llave de todas las “conduciones eléctricas” del Ayuntamiento, que es la vía administrativa. De mí dependen dos cuerpos nacionales: la Intervención y la Tesorería.

—Una trabajo importantísimo, fundamental, pero que a un político no lo deja lucirse...
—Es ingrato porque todo es negativo. Soy el responsable de autorizar los embargos, despidos, expedientes disciplinarios, etc. Toda la maquinaria administrativa está en mis manos.   Este trabajo es necesario para que el Ayuntamiento funcione y la ciudad no se pare, pero no luce en absoluto. La empresa de aparcamientos la cogí totalmente en quiebra y ahora tiene hasta patrimonio, por poner sólo un ejemplo de la labor que se ha hecho.

—En 30 años habrá vivido también momentos malos...
—Para mí lo peor fue lo ocurrido en el Campo de las Balas. Cuando vi que la oposición, encabezada por Rafael Román, fue a por varios concejales como responsables de la muerte de un niño. El propio juzgado quiso imputar al Delegado de Urbanismo por aquel entonces, e imputó al Secretario del Ayuntamiento, Antonio Ortiz Espinosa, un hombre cabal, al que este tema le costó una enfermedad. Utilizar la justicia por la muerte de un niño tiene tela. Afortunadamente, está todo arreglado, pero se pasó muy mal.

—¿Y el momento más bonito?
—Considero que lo mejor ha sido los logros políticos. En la oposición siempre denunciaba la división de la ciudad por el tren y las pasarelas. El soterramiento fue uno de los grandes logros del PP y menos mal que se hizo rápido y bien, porque si nos llega a tocar en esta época hubiese sido imposible realizar esa inversión. Creo que el soterramiento ha sido más importante para la ciudad que el segundo puente.

—Tiene 65 años, ¿se va a presentar a las elecciones de 2015?
—Yo quisiera terminar en esta legislatura, pero no poner punto y final a mi vida política. Es decir, me gustaría desarrollar un papel más tranquilo, ya sea en el Parlamento, o en una empresa pública. Nunca dejé mi despacho profesional y a mis empleados les tengo que agradecer el aguante que han tenido conmigo. Llevo a gala que no he vivido de la política, sino de mi profesión. Mientres esté bien de salud quiero continuar con mi despacho.

—¿La familia qué le dice? ¿No le pide que se retire para estar más tiempo con ellos?
—Mis hijos han crecido viéndome bastante poco. En este sentido, tengo que decir que mi esposa es la verdadera artífice de mi éxito profesional y familiar, porque ha sido ella la que se ha ocupado de la educación de mis hijos, supliendo mi papel en casa las muchas veces que yo no he podido estar. A mi mujer no le gusta la política en absoluto, porque dice que en este mundillo hay mucha falsedad, aunque yo tengo que decir que tengo muy buenos amigos en política. Yo lo que le pido a un político es que sea un profesional. Aquí no se puede venir a ganar dinero, ni a hacer de la vida política una profesión. Eso es un error clarísimo.

—¿Qué concejalía le hubiera gustado ocupar?
—No me hubiera importado ocuparme de Mercados, Turismo, Empleo o Comercio.
—¿Qué proyecto le gustaría ver terminado antes de dejar de ser concejal?
—Me gustaría ver terminado el segundo puente y que tengamos una ciudad donde nuestra materia importante, que es el turismo, esté al 150%, sin abandonar los astilleros ni las empresas de la Bahía.

—¿Su decisión de presentarse o no a las próximas elecciones va a depender de lo que haga Teófila Martínez?
—La última vez que hicieron las listas, la alcaldesa me llamó dos minutos antes de presentarla en el partido porque daba por hecho que yo seguía. Me enorgullece que ella tenga esa confianza hacia mi persona, pero para las próximas creo que lo sopesaré todo con más tranquilidad.

—¿A qué cosas ha tenido que renunciar por dedicarse al despacho y al Ayuntamiento?
—A mi familia y a hobbis que me hubiese gustado tener. He sido siempre una persona a la que le han encantado las tertulias y escribir. Por eso, en parte, me gustaría estar en un área más tranquila.

—¿Está un poco quemado?
—Un poco, pero es el papel que yo asumí. He sido un hombre de vocación, y eso es algo que he transmitido a mis hijos. Cuando me comprometo a algo, me entrego y hasta el final.

—¿Cuándo deje de estar en la primera línea de la política volverá a tener un cargo en su Hermandad de la Piedad?
—Pues la verdad es que me gustaría. Cuando yo llegué a la Piedad me encontré una cofradía  vacía que había que poner en marcha. Creo que las cofradías deben tener un papel predomintante en la ciudad y que necesitan contar con gente con experiencia. Antes había más trabas para entrar en una junta y eso es algo que valoro, porque no todo el mundo vale para esto.

—¿Qué le pareció la información de que la plantilla municipal le custa unos 360 anuales a cada gaditano?
—Tengo que decir que en ningún momento he pretendido que el ciudadano vea al funcionario como algo de coste. Están ahí porque los ciudadanos piden que estas personas realicen un papel. Todo cuesta en la vida. El funcionario está desgraciadamente mal mirado por la sociedad civil, pero yo tengo el lujo de contar con gente encantadora, y muy trabajadora, que se entregan todos los días. Mi prioridad es pagar todos los meses las nóminas, los seguros sociales, el IRPF, porque eso es vital para que ellos puedan seguir trabajando y tengan estímulo. Es por todos conocido que a mí no me gusta engordar las plantillas, por eso digo que en el Ayuntamiento de Cádiz hay mucha gente que trabaja el doble y el triple de lo que trabajan muchos en la calle. Lo que sí le quiero pedir a algunos sindicatos es que no vivan por la prensa. Si tienen algún problema que se pongan en contacto conmigo porque yo atiendo a todo el mundo, y que no recurran a los insultos, ni a basarse únicamente en lo que se dice en los medios.

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