El alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, defendió la “libérrima decisión de la persona” de quienes optan por la vida contemplativa, durante una intervención en la capilla del Convento de las Carmelitas Descalzas del sagrado Corazón de Jesús, de cuya llegada a Torremolinos se cumplen 50 años.
La Capilla del Convento, abarrotada de fieles, entre ellos la mayoría del Equipo de Gobierno municipal y numerosos familiares de monjas del propio Convento, acogió una Misa Concelebrada por el obispo de la diócesis, monseñor Jesús Catalá, y más de una docena de párrocos de toda la provincia, tras la cual Pedro Fernández Montes accedió a la invitación para intervenir en el acto y, en primer lugar, significó en su breve discurso que la fundación del Carmelo de Montemar, en 1964, no fue casual, sino que se inscribió en una lógica reacción al vendaval de nuevas ideas y costumbres que propició la llegada masiva en aquel momento de turistas de la más variada procedencia, que dio lugar a su vez a un espectacular desarrollo turístico de Torremolinos.
El alcalde calificó aquel proceso, del que fue testigo personal, como “un fructífero intercambio de ideas y costumbres, que convirtió a Torremolinos en el paradigma de la modernidad en España” en aquel tiempo y, tras abundar en la descripción de la nueva sociedad que se fraguaba en aquel momento, concluyó que “hoy en día, donde el materialismo nos invade, muchas personas que se las dan de demócratas no alcanzan a comprender, e incluso critican, la existencia de conventos de clausura, simplemente porque adrede ignoran que la vida contemplativa obedece a la libérrima decisión de una persona y que, por tanto, todos debemos respetar esa decisión”.