No pudo ser. La audiencia y hasta sus compañeros la veían favorita para convertirse en la segunda MasterChef de España pero Milagrosa, la aspirante jerezana de 51 años, era expulsada la noche del miércoles en la gala 11 del exitoso talent show culinario de Televisión Española ante los gritos de sorpresa de sus propios contrincantes. Lo hizo con rapapolvo incluido de un jurado -un tanto injusto- que una semana antes le había dado el delantal dorado por su plato de habichuela que cocinó ante la atenta mirada de su madre, el que ha sido hasta ahora uno de los momentos más emotivos del programa. Precisamente, su expulsión protagonizó el minuto de oro del día, con 4.175.000 personas pendientes del destino de la dependienta de un conocido estanco de la avenida de la Solea, junto a Icovesa.
Frente a su dominio de la comida tradicional que tantas alegrías le ha dado en su paso por este espacio, la cocina exótica le acabó jugando una mala pasada en la prueba de eliminación. Seguro que a Milagrosa le cuesta olvidarse del hummus, un plato típico árabe, que le obligó a colgar su delantal ante las lágrimas de la conductora del programa, Eva González, que no pudo ocultar su predilección por la jerezana.
Nada que ver con las palabras de los miembros del jurado, especialmente Jordi Cruz, que llegó a tacharla de soberbia, cuando Milagrosa contestó como pudo -aunque lejos de resultar arrogante- a la nota que Samantha Nájera le dio a su plato, al que llamó “plato de bar de carretera sin papel higiénico”. Pese a todo, la estanquera llegó a pedir perdón incluso.
Este jueves en sus primeras manifestaciones públicas tras su salida reconoció que se ha quedado con la pena de cocinar muchos más platos, pero ahora está expectante por colaborar y ser la madrina de Tú importas, Jerez, un comedor social que abrirá muy pronto en la ciudad.