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El Lunes Santo se quedó a las puertas del casco antiguo

La procesión dio marcha atrás a la altura de la Cuesta de Belén. El temor a la lluvia provoca el encuentro de Madre e Hijo

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El Lunes Santo recobró su esplendor en una tarde noche condescendiente con el desfile penitencial en primera instancia, ya que la anunciada lluvia se quedó simplemente en una lejana amenaza al menos a la hora de la salida. La procesión pudo, así, partir a las siete de la tarde desde su parroquia de San Francisco para, en primer lugar, mostrar al repleto atrio, la cruz de guía que anuncia el inicio del desfile. Sin embargo, llegado el cortejo a la altura de la Cuesta de Belén tuvo que regresar a su templo porque, a pesar de que no llovía en ese instante, las previsiones dejaban nuevamente una cierta amenaza que condujo a la junta de gobierno a tomar la decisión de retornar. La hermandad apenas realizó estrenos este año, salvo la nueva túnica del Cristo de las Tres Caídas, de color “blanco roto”, así como los exornos florales de su paso. El desfile contó con los sones de la maestra banda de Palomares y con la participación de su propia banda de cornetas y tambores, y con una hilera compuesta por alrededor de cien nazarenos vestidos de riguroso negro. Igualmente, y dado el carácter franciscano de la corporación del Lunes Santo, la procesión registró la presencia del franciscano Fray José Antonio Naranjo. La amenaza de lluvia que teóricamente provocó el retorno de la procesión a su templo dejó, no obstante, un momento casi inédito y lleno de simbolismo y belleza, ya que a la altura del Callejón del Chiquero se encontraron el paso de misterio del Señor y el imponente palio de María Santísima de la Amargura, en una especie de “cara a cara”. Durante el recorrido se interpretaron varias saetas, la última de ellas dedicada por la gran cantaora Ana Gómez a la Virgen en el momento en que esta regresaba a su parroquia. La velada, pese a que fue más corta de lo esperado, terminó con un buen sabor de boca para la mayoría de hermanos, aunque estos no pudieron penetrar en el casco antiguo. Una oración de agradecimiento en la parroquia puso el punto y final a la velada de penitencia.

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