El aparato, un tupolev de fabricación rusa propiedad de la aerolínea iraní Caspian Airlines, había partido a las 11.15 hora local (7:15 GMT de ayer) del aeropuerto Imán Jomeini rumbo a Ereván, capital de Armenia.
Según las autoridades iraníes, 16 minutos después del despegue el aeroplano se precipitó, por causas aún desconocidas, cerca de la aldea Jannat-abad, donde produjo un cráter de 10 metros de diámetro y quedó destrozado en pequeños pedazos tras haberse incendiado.
A bordo viajaban 153 pasajeros y 15 tripulantes, de los que 160 eran de nacionalidad iraní, seis armenios y dos georgianos, informaron fuentes de la Aviación Civil armenia.
Según la agencia de noticias local Mehr, entre los muertos se encuentran ocho luchadores y dos entrenadores de la selección nacional iraní de Judo que viajaban a Armenia para preparar el campeonato cadete que se celebrará en Budapest en agosto.
Las primera investigaciones apuntan a que la causa del siniestro habría sido un fallo técnico, aunque las autoridades iraníes advierten que no se puede confirmar nada antes de recuperar y analizar la caja negra.
Según el vicegobernador de la provincia iraní de Qazvin, Sirous Saberi, el piloto informó a la torre de control de un problema técnico y solicitó permiso para un aterrizaje de emergencia.
Al parecer, una vez detectado el supuesto problema, el piloto habría tratado de aterrizar en aeropuertos cercanos, explicó Saberi, a quien cita la agencia de noticias local Mehr.
Nada más conocerse la tragedia, el portavoz de la Organización iraní de Aviación Civil, Reza Jafarzadeh, apuntó hacia esta hipótesis al asegurar que “la única información de la que se dispone es que el vuelo 7908 sufrió problemas después de despegar”.
Responsables de la Organización de Aviación Civil Armenia se han inclinado por la misma teoría y han subrayado que, aunque no es oficial, se baraja la posibilidad de que uno de los motores del aparato se incendiara antes de caer.
En el lugar del siniestro, la imagen era desoladora, con cientos de trozos de fuselaje y cuerpos esparcidos por el campo, algunos a más de 500 metros de distancia del fuselaje .
“El avión ha quedado destrozado. Numerosos pedazos están en los alrededores de Jannat-abad”, aldea situada a unos 150 kilómetros al noroeste de Teherán, detalló el jefe de la unidad contra incendios, Husein Behzadpour.
Según el bombero, efectivos del citado cuerpo llegaron al lugar del siniestro poco después de que el aparato perdiera contacto con la torre de control y cayera sobre un campo, donde quedó envuelto en llamas.