A la opinión del Ejecutivo se sumaron el PP y el PSOE, que también se felicitaron por el resultado de la consulta popular irlandesa, mientras que IU consideró que es “increíble” que a una sociedad se “le obligue a votar dos veces”.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en un telegrama enviado al primer ministro irlandés, Brian Cowen, le traslada su “más sincera felicitación por el brillante resultado obtenido en el referéndum” y afirma que “esta contundente victoria constituye un éxito indudable para Irlanda pero también para el conjunto de la Unión Europea”.
El secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, dijo que el sí de Irlanda significa que el Tratado de Lisboa está “políticamente” aprobado y no cabe esperar ningún obstáculo para su entrada en vigor antes de la presidencia española de la UE, que comenzará el 1 de enero de 2010.
López Garrido explicó que una de las “grandes prioridades” de la presidencia española será “la puesta en práctica de los instrumentos previstos en el Tratado de Lisboa para combatir desafíos como la lucha contra el cambio climático o la situación económica”.
También consideró que lo sucedido en Irlanda es un “triunfo para Europa” y ahora “lo que toca es recuperar el tiempo perdido” en los últimos años, en los que ha habido “una grave crisis institucional europea”.
El portavoz de Exteriores del PP en el Congreso, Gustavo de Arístegui, expresó su satisfacción por el triunfo del “sí” en Irlanda al Tratado, que permitirá construir una “arquitectura constitucional nueva y gestionar con más eficacia una Europa de 27 Estados y pronto de 32”.
Por su parte, la secretaria de Política Internacional y Cooperación del PSOE, Elena Valenciano, también quiso celebrar el resultado del referéndum en Irlanda, que “supone el impulso definitivo para que el Tratado de Lisboa entre en vigor y pone fin a más de cinco años de funcionamiento a cámara lenta en la Unión Europea”.
La única voz crítica en el día de ayer fue la del eurodiputado de IU, Willy Meyer, quien consideró que es “increíble” que a una sociedad se “le obligue a votar dos veces”, y estimó que la “fuerte presión” que han sufrido los irlandeses ha incidido en el cambio de voto.