Tamara Jiménez, vecina de Intramuros, lleva tiempo en la junta directiva de la Asociación de Vecinos Centro Histórico de Jerez, pero desde el pasado lunes será la cara más visible de este colectivo, uno de los más activos en la ciudad -en parte por los problemas que concentra- tras haber sido elegida presidenta en la última asamblea extraordinaria. Lo hizo con 57 votos favorables y uno en blanco encabezando la única lista presentada tras la dimisión por razones personales de su antecesor Alejandro González el pasado julio.
Desde entonces, una junta gestora “sin poder de decisión” ha estado al frente de la asociación, que en esta nueva etapa tiene claro que va a dar continuidad a las reivindicaciones por las que surgió y con una “actividad fuerte”, dado que siguen reclamando que el centro histórico se recupere “desde la repoblación” y “el cumplimiento de las ordenanzas”. “Los objetivos son exactamente los mismos”, reitera, dejando claro que seguirá “la misma línea” de González, aunque procurarán “repartir más las responsabilidades” entre la junta directiva para evitar el “desgaste” de cargos concretos como el de la presidencia.
Jiménez, que es licenciada en en Ciencias Ambientales y doctora en Ingeniería Acústica, sufre en sus carnes los problemas de contaminación acústica y fue una de las voces más críticas contra el levantamiento de las zonas ZAS, está al tanto del compromiso del nuevo delegado de Urbanismo, José Antonio Díaz y su ultimátum para meter mano a las fincas abandonadas en el centro histórico, pero prefiere esperar acontecimientos.
“La experiencia nos dice que comienzan con mucha fuerza y se van desinflando, y también en base a esa experiencia no esperamos que tengan mucho talante y voluntad, aunque somos prudentes”, señala la flamante presidenta del colectivo. En este sentido, conscientes de que tienen que “rodar de nuevo” y que en breve la junta directiva -con todos veteranos y alguna posible incorporación- valorará los últimos pasos que ha anunciado el Gobierno local de cara a Intramuros, también recuerda que el Ayuntamiento, como ya ocurrió con el plan rector, suele aspirar “objetivos irrealizables a medio y largo plazo”.
Pese a todo, tienen el brazo tendido para que se sienten con ellos y “cuenten con la asociación”, después de haberlos obviado para temas como el asfaltado de Esteve. El colectivo vecinal, que cuenta con casi un centenar de socios, también continuará con las manifestaciones anuales en las que recorren el centro histórico para denunciar su estado ruinoso.