La Audiencia de Sevilla ha condenado a ocho años de cárcel a un hombre que violó a su mujer y que de forma "sistemática" la maltrató durante seis años y medio de "humillación permanente" en los que los episodios de violencia, tanto física como psíquica, fueron "plurales, continuos y especialmente denigrantes".
En la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, la Sección Cuarta impone seis años de prisión y siete de libertad vigilada a J.A.M.L. por un delito de agresión sexual, con la atenuante de embriaguez, y dos años por maltrato habitual, así como el pago de 10.200 euros de indemnización.
También le prohíbe acercarse a menos de 500 metros de la mujer o comunicarse con ella durante ocho años por la violación, cometida en el domicilio familiar en Écija, y cuatro por el maltrato.
Según la sentencia, fechada el 19 de diciembre, la relación comenzó a finales de 2006 y J.A.M.L. "trató de controlar todos los aspectos de la vida en común casi desde el primer momento sirviéndose de la diferencia de edad", ya que era quince años mayor, y del "estado especialmente vulnerable" de su pareja tras su divorcio.
Para ello se valió "de continuas vejaciones, como repetirle que era una canija, que no servía para nada o que ningún hombre la iba a querer", le decía "que si ella se marchaba, él se autolesionaría y la denunciaría culpándola" o le lanzaba "explícitas amenazas de buscarla y matarla".
Así "fue consolidando un clima de absoluta dominación y control" en el que "incluso era él quien la maquillaba" y "llegaba a decidir qué ropa" se ponía o "qué tenía que comer".
También le gritaba "de forma continua", controlaba su móvil "para ver a quién llamaba", le ponía horarios para levantarse o comer y "la culpaba de la mala marcha de la relación", por lo que "tras cada incidente la enviaba a su cuarto a reflexionar sobre lo que había hecho para merecer lo que le hacía".
Además, sentía "celos infundados" e "impedía" que ella "saliera sola" o la insultaba "si la veía hablando con alguien".
J.A.M.L. recurría "a la violencia física ante la mínima resistencia" y le decía "que sabía cómo pegar a una mujer sin dejar marcas o que para matar a alguien no hacía falta mancharse las manos" porque "podía contratarse a alguien mientras buscaba una coartada".
En ese "contexto de control y violencia" se produjo la violación en la madrugada del 12 de julio de 2013, después de que el encausado llegase a casa "en estado de embriaguez".
Su pareja primero "trató de hacerse la dormida", pero tras tres intentos fallidos y pese a que "gritaba que la dejara en paz", J.A.M.L. conectó el aire acondicionado para evitar ser oídos y consumó el acto "por la fuerza" en el comedor.
La Sala considera el relato de la víctima "del todo verosímil" y destaca su "sumisión por el miedo" en una relación en la que "los caprichos del agresor se erigen en única norma", sobre todo tras una primera denuncia, cuando vivían en Salobreña (Granada), que terminó con sentencia absolutoria.
El acusado "humilló, denigró y sometió" a su pareja, que sintió un "incuantificable sufrimiento (...) difícil de superar incluso con ayuda especializada", según el tribunal.