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Sevilla

De la no feria a la feria en el bar y si no, en casa

Sevilla se ha vestido, en parte, de feria, y mientras los globos aeroestáticos bailaban sevillanas en el cielo, balcones y bares de la ciudad se engalanaban

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Globos aeroestáticos "bailando" sevillanas.

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Globos aeroestáticos "bailando" sevillanas.

Sevilla se ha vestido, en parte, de feria, y mientras los globos aeroestáticos de Globotur han bailado sevillanas en el cielo, balcones y bares de la ciudad se engalanaban intentando trasladar a la hostelería y a los hogares un poquito del espíritu de una fiesta que, otro año más, tendrá que esperar para celebrarse.

Sin casetas, sin algarabía y sin toros, muchos sevillanos han optado por disfrutar del pescaíto frito en bares y restaurantes, que el sábado y el domingo han organizado peculiares cenas pero en horario permitido y con medidas de seguridad por la pandemia, mientras en las tradicionales freidurías, como algunas de Triana, los sevillanos hacían cola pacientemente para recoger sus cartuchos de pescado.

Y si no, hecho por uno mismo, y en muchas casas, especialmente el sábado, el olor a frito recorría los pasillos y zonas comunes anunciando que, aunque no haya feria, la tradición del pescaíto se iba a mantener.

Muchos bares han optado por colocar farolillos, mantones y cortinas al más puto estilo de una caseta para invitar a los sevillanos a disfrutar del espíritu de la Feria de Abril, sevillanas de fondo incluidas, aunque la restricción horaria sólo permitiría vivirlo esta semana en horario de mañana. La no feria, este año, además, es de día.

Aunque no han sido muchas las que han aceptado aquella invitación de vestirse para reivindicar la importancia de la moda del único traje regional que cambia según tendencias, sí que se ha visto a algunas mujeres luciendo sus trajes camino de algún encuentro, de algún almuerzo o de alguna cita.

Además, muchos balcones de la ciudad lucen mantones de manila o mantoncillos de tela, farolillos de lunares, flores de papel y hasta alguna muñeca, con traje de flamenca incluido, mira hacia la calle San Jacinto como si estuviera en la reja de la caseta.

La Calle del Infierno, con todas las medidas de seguridad, invita a los padres a darles a los pequeños esa vuelta por los cacharritos que el año pasado se quedó en el aire, mientras los globos de helio de los más populares personajes serpentean entre los sevillanos que pasean por las zonas más concurridas de la ciudad.

La no feria de este año, incluso con alumbrado en el centro, invita a no olvidarla y, también, a vivirla aunque sea, un poquito, en las calles, lo que está suponiendo un alivio para la hostelería.

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