En Love actually, en la rueda de prensa posterior a una cumbre entre Reino Unido y Estados Unidos, el primer ministro, en un arranque inconsciente e inverosímil, saca a pasear su orgullo frente al más alto mandatario mundial para recordarle su afrenta a la nación británica y a quienes le han dado lustre a lo largo de la historia, entre ellos “el pie derecho de Beckham”. Cuando Juanma Moreno compareció este jueves tras la reunión con el presidente del Gobierno, caí en semejante estado de ensoñación: ¿y si ahora le diera por reivindicar el pie izquierdo de Gordillo, a Lorca y Juan Ramón, a Banderas y Alejandro Sanz, incluso a Blas Infante, frente al olvido al que el Estado tiene sometido a Andalucía?
Afortunadamente, se atuvo al guion previsto: nuestro particular “España nos roba”, evaluado en unos 15.000 millones de euros; la negociación de un nuevo modelo de financiación; la presentación de un decálogo con las prioridades en las que se precisa la intervención del Estado; el reparto de los fondos Next Generation; y la reclamación de una mesa bilateral, a semejanza de la de Cataluña. Todo muy previsible e institucional, con tono entre serio y cortés, más su mijita de reivindicación. Formal, como un yerno ideal. Expediente cumplido, y a esperar.
Dos años recuerda Moreno que ha estado esperando a que Pedro Sánchez le diese cita, y también dos años lleva esperando la alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, a que el propio Moreno le dé cita en su despacho de San Telmo. La política como un ejercicio de ida y vuelta, en función de quien ostente la posición dominante. El presidente de la Junta, como le pasó al del Gobierno, se ha quedado ya sin excusas. No solo por la coincidente reivindicación -los dos años transcurridos-, sino por la semejante importancia territorial, la de Andalucía dentro de España y la de Jerez dentro de Andalucía. Sánchez, Mamen, al igual que Moreno, acudirá con su cuaderno de agravios y reivindicaciones, pero también de propuestas, aunque algunas de ellas solo sirvan, de inicio, para alimentar nuevos debates incómodos, como el de ofrecer a la Junta suelo anexo al hospital para que pueda llevar a cabo su ampliación.
Un regalo envenenado si tenemos en cuenta los años de retraso que acumula en Cádiz el proyecto del prometido segundo hospital -para el que lucieron en campaña la pancarta de “Juanma lo haría”- más los dolores de cabeza que está ocasionando el asunto al ejecutivo andaluz, y la susceptibilidad desde la que se originan todo tipo de desencuentros relacionados con la gestión de la sanidad pública.
Lo novedoso no es que la alcaldesa de Jerez, que ha dado de plazo a Moreno hasta final de mes para que le conceda cita, bajo amenaza de plantarse ante el despacho oficial si no lo hace, insista en una reunión como si de la misma dependiera el futuro de Jerez, sino que ha decidido tomar la iniciativa. Lo ha puesto de manifiesto también en su balance de gestión con motivo del ecuador del mandato municipal, en el que dedicó más tiempo a hablar de futuro que de pasado -tal vez por eso mismo la falta de autocrítica-, pero en el que se apreció asimismo un cambio de discurso, intencionado, y puede que también provocado por las circunstancias, las necesidades y las oportunidades: de un lado, el eco de la ola iniciada por Isabel Díaz Ayuso en Madrid y reimpulsada por las encuestas recientes sobre Andalucía; del otro, el nuevo protagonismo al que aspira el PSOE-A con la renovación impulsada por Juan Espadas.
A dos años de las municipales, tanto PSOE como PP son conscientes del cambio de tendencia electoral, pero también de la ventaja que siguen acaparando quienes se encuentren al frente de cada ayuntamiento a causa de la -se entiende- buena gestión de la crisis sanitaria, que no solo les ha situado en primera línea, sino que durante casi un año ha dejado en segundo plano a la oposición. El PP sigue contando con la baza del empecinado comportamiento kamikaze de Pedro Sánchez, pero a nivel local no todo se decidirá bajo la influencia de quien no sabemos dónde se encontrará dentro de dos años. Para entonces habrá quien tenga más presente el pie derecho o izquierdo de un futbolista.