La vida y obra de Luis Bárcenas nos transmite algunas enseñanzas poco enriquecedoras a tener en cuenta. Primera: no se puede ser un golfo y salir indemne en el empeño. Segunda: chantajear a las instituciones solo lleva a un camino, el de la cárcel como bien conoce el comisario Villarejo. Y tercera: si eres un poco granuja ten cuidado con los mensajes de texto en los SMS, correos electrónicos y aplicaciones de telefonía móvil.
La confesión del extesorero nacional del PP confirma lo que el sentido común ya había anotado, es decir, que la cúpula de esa formación política con Mariano Rajoy a la cabeza conocería la existencia de sobresueldos y de una caja B. Además, se investiga si algunas donaciones al PP estaban vinculadas a la adjudicación de contratos. Es un ejemplo -otro más- que confirma que la financiación de las formaciones políticas es la pandemia del actual sistema de partitocracia.
Desde la sentencia del caso Filesa, que confirmaba la existencia de una red de empresas creada para financiar al PSOE, las tramas ilegales y corruptas relacionadas con partidos políticos no han parado de aflorar. Algunas ya han sido juzgadas y otras están en instrucción. El común denominador de todas ellas es el apego al poder.
Los protagonistas de los casos de corrupción han sido los partidos que gobernaban. Le ocurrió a nacionalistas catalanes (Unió Democrática de Cataluña) y vascos (PNV) en la década de los noventa, pero también al PP de Rosendo Naseiro en los ochenta. El escándalo en torno a la financiación de los partidos no es solo la existencia, ya demostrada, de éstas y otras muchas tramas ilegales. La condonación de créditos bancarios sin saber el acuerdo alcanzado entre la entidad y la formación política demuestra la nula transparencia a pesar de existir dos normas reguladoras en la legislación española.
Está claro que no es suficiente y que hay que dar un paso más. Ése sería la creación de un organismo independiente, al margen del Tribunal de Cuentas, que pudiera exigir luz y taquígrafos a las cúpulas de las formaciones políticas para conocer, entre otras cosas, la actividad de las funciones ligadas a éstas y las donaciones privadas. Sí. Lo estás pensando. Yo también. Se trata de la quimera del día, pero permíteme que entre tanta abrasadora realidad dibuje este mundo de fantasía.