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El jardín de Bomarzo

La evolución del cartel

Una de las materias que más han evolucionado en los últimos años ha sido la relativa a la comunicación y, en especial, a la política

Publicado: 03/06/2022 ·
12:03
· Actualizado: 03/06/2022 · 12:03
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Bomarzo

Bomarzo y sus míticos monstruos de la famosa ruta italiana de Viterbo en versión andaluza

El jardín de Bomarzo

Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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"Torturar cuerpos es mucho menos efectivo que modular mentes”. Manuel Castells.

Una de las materias que más han evolucionado en los últimos años ha sido la relativa a la comunicación y, en especial, a la política. No solo en cuanto a vivir en un mundo en pleno directo porque todo fluye rápido, ya, en segundos, sino en cuanto a los conceptos para captar el interés ante una marabunta de noticias diarias generadas por medios de comunicación, instituciones de todo tipo o personas físicas que a través de sus redes sociales se convierten en canales de noticias. Discernir lo bueno de lo malo, lo fiable de lo que no es, la verdad de la mentira representa, para a quien le interese, todo un reto, aunque para desgracia de la sociedad buena parte de la misma está tan habituada a vivir y generar opinión desde la penumbra de la mentira que apenas si valora una verdad que, por lo general, suele ser mucho más aburrida porque la realidad, salvo notables excepciones, es menos impactante que una mentira que ha sido cuidadosamente amoldada al interés de la audiencia. Es la guerra por el click y para ello se juega, cómo no, con algo tan humano como es la curiosidad: "Trama de conocidos dirigentes del PP en fiestas con prostitutas"clikeas y en el último párrafo se apunta a que a un concejal de Cuenca -por citar una ciudad- de ese partido se le vio con una peli porno del videoclub de la esquina bajo el brazo, pero meter PP y prostitutas en un titular para el lector es como tirar papelinas de metadona en el patio de un centro de desintoxicación a la hora del paseo y, así, se logran visitas, posicionamiento de la web, venderla como una muy transitada e influyente para conseguir publicidad.

Eso se traslada luego al periodismo ficción, ese que de un comentario de bar con una fuente inapropiada, o también interesada, se apunta a una trama política del estilo, por ejemplo, de que Pedro Pacheco a sus 75 años y a esperas de conseguir un indulto, altamente improbable de que lo logre, se vislumbra como número dos en las listas del PSOE de Jerez, tras lo cual Mamen Sánchez se iría de presidenta de Diputación y el ínclito ex alcalde jerezano volvería ser alcalde. O sea, el PSOE logra la alcaldía de Jerez y se la deja a, nada menos, Pacheco, que aún no ha perdido sobre su rostro el código de barras sombreado de los barrotes de Puerto 3. Es probable que la noticia haya tenido miles de visitas. Es casi seguro que ha producido las carcajadas de muchos, entre los cuales estarían las del propio Juan Carlos Ruiz Boix imaginándose a él cediendo una presidencia que, es evidente, persigue con enorme interés. Lo peligroso es que aún haya gente que por el simple hecho de leer algo publicado por un medio le otorgue veracidad -ejem-. El riesgo del medio, con este tipo de noticias, es ceder peldaños en este cada día más complicado mundo de amasar credibilidad. 

Otro aspecto es la forma de comunicar de los políticos, sus distintas estrategias para conseguir crear estados de opinión y más en campañas como la que este fin de semana ha comenzando por la carrera en Andalucía. Una es la de aquellos que como arma arrojadiza contra el adversario producen noticias falsas, con nula ética y ningún pudor, las vuelcan en sus redes, además de conseguir que algunos medios saquen titulares sin el más mínimo contraste porque lo que les mueve es el consumo rápido y voraz del enunciado de sus noticias. Aumento de clips y visitantes.

También están los políticos que usan la justicia como si trabajase para  ellos, con denuncias cuyo principal sentido es producir titulares aunque luego se queden en nada y esto, una vez sucedido, no interesará publicar. Tacticismo, además, de asusta vieja para intentar que de ellos no se hable. Esto de denunciar por nada debe ser un vicio, se le debe coger gustillo como a los retoques estéticos, porque algunos llegan a poner denuncias tan torpes que lo único que hacen es escupir al cielo y, por añadidura, fomentar un peligroso modo de hacer política porque tener permanentemente a la fiscalía sobre cuestiones de orden político o administrativo es un enorme error.  

En este panorama de la comunicación política, el artista es el avispado que siempre sale en la foto, aparece en el acto justo cuando las cámaras enfocan y se sabe vender como si la rotación de la tierra girase en torno a su trabajo y para asombro de sus compañeros de filas que saben que de trabajar, poco.

La comunicación política juega con la psicología y la sociología, quienes la tienen en cuenta, sin pasar la línea roja de la ética, son los verdaderos líderes carismáticos que perduran durante mucho tiempo. Pocos, muy pocos. Porque siempre será más fácil manipular la opinión pública a base de mentiras o medias verdades, dar en la tecla de lo que a la gente le gusta leer y escuchar, porque, además, la memoria colectiva es similar a la de los peces. El riesgo del político sumido en estos modos de hacer política es menospreciar las capacidades del individuo votante, porque indefectiblemente su manipulación mediática tendrá fecha de caducidad y si, a mayores, la falta de escrúpulos le ha ido generando enemigos, no hay estrategia mediática que valga para evitar su carrera hacia el abismo.

Comienza la campaña electoral en Andalucía con la clásica pegada de carteles que se mantiene como una tradición, porque el cartel ha evolucionado y poco o nada transmite en un mundo dominado por las redes sociales y donde impera lo audiovisual sobre la letra escrita, esa que bien armada de contenido y ordenada con cierta habilidad tan poderosa ha sido a lo largo de la historia y, qué duda cabe, aún lo es porque lo escrito, escrito queda. Volveremos a tener en todas las ciudades mítines de las distintas formaciones políticas, con sus promesas incumplibles, auto bombos y críticas feroces al adversario. Tendremos debates. En esto no hemos cambiado. Pero la comunicación en general nada tiene que ver con aquellos inicios de la política donde los carteles en campaña eran la parte esencial, rellenar vallas y muros y fachadas con rostros pidiendo el voto, hoy en cambio estamos en modo digital, dominan las redes, el mensaje corto y la habilidad que cada cual tenga para manejar la opinión pública en aras a una Andalucía que para unos será la del brillo y el desarrollo y para otros la del desempleo y el caos sanitario. Una Andalucía que cambia a diario en la idea esencial de que todo permanezca parecido porque lo valioso es su esencia; algo así como los amores de antes, amores que nunca en la vida pueden olvidarse.

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