Desde siempre me he considerado ser un firme defensor en lo que respecta a los ingresos tributarios de la curva de Laffer. Este fue un economista que planteó una teoría económica que se sustenta en que el incremento de los tipos impositivos no siempre conlleva un aumento de la recaudación fiscal y viceversa.
Es decir, que no por mucho subir los impuestos se va a recaudar más, sino todo lo contrario, esto conllevaría un efecto negativo en la economía y caería esa confianza del consumidor a la hora de gastar más.
En política existen pocas diferencias en determinados postulados o ideologías. Pero, uno de los temas donde hay mayor diferencia entre las diferentes formaciones políticas es en lo que respecta al bolsillo de los ciudadanos, en lo que pagan con sus impuestos.
Aquí la derecha, el centro y la izquierda tienen claras diferencias en la percepción de este concepto.
Les reconozco que me considero liberal en lo económico, cuantos menos impuestos mejor, es decir, soy de los que piensa que el mejor sitio donde debe estar nuestro dinero es en nuestro bolsillo.
Ello, evidentemente, no debe implicar que se menoscaben los servicios públicos. Para nada. Se puede gestionar bien en las Administraciones Públicas y se puede ahorrar para lo importante.
¿Es justo pagar elevados impuestos para que existan despilfarros como los cometidos en los ERE en Andalucía? Por supuesto que no. Por tanto, se pueden evitar este tipo de situaciones que implican , a la larga, un endurecimiento fiscal para los contribuyentes.
Hoy les hablo de esto porque en Andalucía estamos con una buena noticia. En el momento en el que les escribo se está debatiendo en el Parlamento de nuestra Comunidad Autónoma una modificación de la ley de tributos cedidos que en su articulado conlleva una bajada importantísima para la presión fiscal que sufrimos los andaluces.
Todo parece indicar que se va a aprobar, por tanto, cabe la felicitación para los proponentes en tanto que va a suponer una mejor justicia social dentro de lo que suponen los impuestos en Andalucía.
Les anticipo que esto va a conllevar un efecto llamada importante. Miren, los inversores, es decir, quienes ponen el dinero para crear empresas y con ello riqueza y empleo, van a mirar a Andalucía como un sitio de oportunidades, de posible instalación de sus empresas. Estoy convencido de que van a mejorar los datos en nuestra tierra al ponernos al nivel de otros territorios.
Así que estemos felices de esta situación más ventajosa que vamos a tener y sigamos por esta línea que es la que realmente interesa al ciudadano. Vayamos por la senda de la Andalucía del progreso y de las oportunidades y dejemos por fin a un lado la visión de despilfarro y corrupción que durante muchos años nos ha vapuleado.
