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Patio de monipodio

Siquiera, aprender geografía

Ninguna provincia es una unidad, salvo en lo político, y no siempre. El problema está en conceder a la provincia naturaleza de unidad...

Publicado: 16/12/2021 ·
09:09
· Actualizado: 16/12/2021 · 09:09
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  • Bandera de Andalucía. -
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Ninguna provincia es una unidad, salvo en lo político, y no siempre. El problema está en conceder a la provincia naturaleza de unidad. Niebla no es Huelva, La Línea o Jerez no son Cádiz. aunque estén en esa provincia por decisión administrativa. Otras tampoco “son”, sólo están aunque a los vinos de la tierra se les llame “de la tierra de…”. La provincia oculta a los pueblos. Macael no es Almería, está en la provincia de Almería. Todas estas y otras, hasta más de ochocientas localidades que conforman Andalucía, quedaron en la correspondiente provincia a la que fueron adscritas.

Pero la adscripción, todavía reciente, de los pueblos a una provincia que comparte nombre con la capital, aunque se hizo con la aberrante intención de absorberlos, no ha conseguido hacerlos desaparecer, pero bastante sí que los oculta casi siempre; se libran las ciudades con un alto nivel de personalidad y notoriedad, como pueden ser los casos de Antequera, Jerez o Écija entre otras. Pero, aunque se intente aparentarlo, ningún pueblo forma parte de la capital.

El decreto de división provincial, ha ocultado la existencia de los pueblos tras la barrera del nombre de la capital, a imagen y semejanza de la “capi”, como llaman los madrileños a la villa. El Jamón de la Sierra de Aracena, por ejemplo, es de la Sierra de Aracena, igual que el de El Pedroso es de El Pedroso, el Condado de Niebla es de Niebla, ciudad condal, y el mármol de Macael, es de la comarca de Macael. En ningún caso “la capi” ha podido sustituir al pueblo o ciudad correspondiente, sólo se les ha antepuesto para invisivilizarlos.

Téngase claro, cuando una manifestación, por ejemplo, se hace en un lugar, se hace en la ciudad, villa o pueblo correspondiente, pero no en la provincia. O, si se prefiere, no en toda la provincia.

Igual si se cierra una industria en una ciudad, se cierra en ese lugar, no en la provincia. A Puerto Real se le ha hecho crecer -el gran sueño de tanta gente confundida en los términos “crecimiento” y “progreso”- al instalarle una industria que no se pensaba mantener, pero ha inflado su censo. El problema surge cuando cierra esa industria, superior a las necesidades originarias del lugar, porque es entonces cuando se encuentra con cientos o miles de parados que no tendría si esa industria se hubiera mantenido. Con demasiada frecuencia se confunde el problema o la singularidad de un lugar con la capital y se hace propio de la capital, a causa de la traslación del nombre a la provincia.

Sería mejor pensar menos en provincia y más en Andalucía. Es una asignatura pendiente, al nivel bajado desde aquella manifestación del 4 de diciembre, desarrollada en clave de unidad plena, porque había sentimiento de unidad. Hoy ese sentimiento ha sido desintegrado, lo han vuelto desintegrador los políticos; hasta supuestos sinceros nacionalistas andaluces, piensan antes en la provincia que en la Comunidad, por eso se disecciona, se divide entre ocho, que al final viene a ser dividir entre ochocientos, contrapuestos entre sí por obra y gracia del centralismo que nos viene gobernando, tan presto a crear ochocientas identidades para destruir nuestra identidad de andaluces.

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