En la primera ocasión, este joven denunció que alguien se le había acercado por la espalda para, después de amenazarle, conseguir que le entregase las pizzas que llevaba que llevaba encima. En el segundo caso, la supuesta víctima denunció la intimidación que había sufrido por parte de cinco individuos que tapaban sus rostros con capuchas y bufandas, y que habían amenazado con “pincharle” si no accedía a sus pretensiones de entrega de todas las pizzas que transportaba en esos momentos, consiguiendo finalmente su propósito.
Practicadas las pesquisas oportunas, los funcionarios del grupo del Grupo de Delitos contra las Personas de la Brigada Local de Policía Judicial determinaron que las denuncias eran falsas y que lo que realmente sucedió fue que el repartidor “se comió las pizzas con sus amigos”, justificando esta pérdida ante su jefe con la simulación de haber sido víctima de dos robos inexistentes.
Por todo ello, el trabajador fue detenido como presunto autor de una simulación de delito, por lo que pasó a disposición judicial acusado de simulación de delito.