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Desde la Bahía

El quince de agosto

Agosto es un mes privilegiado ya que su día 15, ha sido el elegido para la celebración de la efeméride de la Asunción de María Virgen

Publicado: 13/08/2023 ·
19:48
· Actualizado: 13/08/2023 · 20:42
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Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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El almendro y el pino esperaron a la Ascensión de Jesús, para cuajar sus frutos, la almendra y el piñón. Tras cumplir cuarenta días después del Domingo de Resurreción, Cristo nos deja, no sin antes advertirnos, que aprendamos a cumplir todo lo que Él ha mandado. La efeméride queda de modo perenne entre los cristianos, es la Ascensión del Señor a su morada celestial.

En la crucifixión, María, madre de Jesús, tenía entre 52 y 55 años. Cuando nació Jesús su edad era de unos 14/15 años y hoy día se considera como más cierto, que Cristo estuvo unos 36/37 años entre nosotros. Tras ello, es probable que la Virgen viviera algo más de veinte años, aunque la edad del término de su vida que se mas se ha manejado ha sido la de 64 años. Con más de medio siglo y considerando la cuantía de la vida media en aquel tiempo, la Virgen María cuando murió Jesús no era precisamente una jovencita.

La Ascensión es ascender con exaltación a una dignidad suprema. La Asunción es elevación.

En las inmediaciones de Jerusalén, junto a la "probática piscina" se encuentra el Templo de Santa Ana donde se cree con más firmeza que en Belén, Nazaret o Séforis, vino al mundo la Virgen María. Tenía dos cualidades fundamentales: saber escuchar y obedecer, lo que hizo que Dios se fijara en ella para ser elegida como la madre de Jesús. Luego mostraría su capacidad de sufrimiento durante la vida pública de su hijo y al pie de la cruz en el Gólgota, Su ancianidad - se envejecía a edades mucho más jóvenes que las actuales - fue un largo camino de recuerdos, del sufrimiento a que estuvo sometido su hijo, viendo cumplidas muchas profecías, viviendo guerras y el comienzo del castigo providencial de la ciudad deicida.

Un vientre y una vida donde se albergó durante nueve meses el cuerpo de Jesús no podía seguir un camino de corrupción tras terminar su existencia mundana y Dios hizo que María, Virgen, fuera elevada al cielo en cuerpo y alma, constituyéndose el dogma de la Asunción. Hay acuerdo de ello en las iglesias, católicas, ortodoxas, ortodoxa oriental y anglicana. La referencia en la liturgia oriental aparece en siglo IV en la fiesta "Recuerdo de María, llamada también "Dormición de María" y a partir del siglo VII, "Asunción de María". No en la Biblia, pero si en los Evangelios apócrifos, siendo el más asuncionista el "libro de San Juan Evangelista, el teólogo" se tiene referencia de ello. En Occidente tiene su mejor expresión la Asunción en San Agustín, siglo XII, en el tratado "Ab interrogata", pero fue decisivo el año 1849 en el que llegaron las primeras peticiones a la Santa Sede por parte de los Obispos para que la Asunción fuera declarada Dogma de Fe. Finalmente en el año 1950, mes de noviembre el Papa Pio XII con la publicación de la constitución apostólica "Munificentissimus Deus" proclamó el Dogma de la Asunción: Al término de su vida y según tradición y creencia la Virgen María fue elevada al cielo en cuerpo alma:

Cuando se abrió su tumba, según los cristianos ortodoxos en el valle de Cedrón en las cercanías de Jerusalén, no estaba su cuerpo, solo los lienzos con los que había sido envuelta, afirma la tradición.

Agosto es un mes privilegiado ya que su día 15, ha sido el elegido para la celebración de la efeméride de la Asunción de María Virgen.

La tradición y la vida española ha sido siempre católica, cristiana, evangelizadora, pero ahora somos totalmente controvertidos. Hacemos magnos alardes procesionales de la tragedia cristiana, donde lucen con exagerada brillantes narcisista, varas y bastones de mando, relucientes como espejos las elevadas pértigas y la sufrida cera de los cirios. Estruendo de tambores y trompetas nunca faltan, pero estos mismos que acompañan y constituyen el desfile cofradiero, son los que luego en ministerios, municipios, diputaciones, entidades todo tipo, gubernamentales o no, cuando debutan en sus cargos lo primero que dicen a sus secretarios, que despojen el despacho de crucifijos o todo símbolo que recuerde a la religión cristiana, pero la calle es distinta, porque en ella darle la espalda a  estas manifestaciones religiosas tan multitudinariamente seguidas, puede ser su defenestración a la hora de otorgarle el voto. Fuera de ello no solo les estorba efeméride como esta de la Asunción de la Virgen, sino hasta el sonido de las campanas que intentan abolirlo.

Los verdaderos cristianos tienen que volver a la Palabra de Dios, a sus enseñanzas evangélicas, a la verdad sin el calificativo de "magna" - que la haría exagerada, que es otra forma de mentir - sino desnuda, sin indumentaria de pértigas, varas o bastones,, que debilitan o anulan su creencia,  aunque aumenten su parafernalia festiva. Emulemos al mes de agosto que sin nada a cambio nos ofrece alegría, ocio, paz, descanso y efeméride tan excelsa como esta de la Asunción de María la virgen. La fidelidad del almendro y el pino nos lo exigen.

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