Ucrania-Rusia e Israel-Palestina son dos conflictos que están desafiando el equilibrio geopolítico mundial y están tomando una dirección insospechada. Este enfrentamiento va más allá de cuestiones territoriales y creencias; es un juego estratégico que plantea nuevas formas de configurar sociedades y, en última instancia, de vivir la vida.
En este contexto,
las últimas tecnologías también desempeñan un papel crucial en esta partida de ajedrez, y cada 'equipo' utiliza sus recursos para controlar el ya manido relato.
Frente a estas nuevas formas de propaganda y contrapropaganda, un estudio pionero sobre el uso de 'deepfakes' en conflictos bélicos, realizado por investigadores del
University College Cork (UCC) en Irlanda, ha desvelado el impacto de estas manipulaciones de video en la desinformación y la propaganda en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania. Publicado en la revista '
PLOS ONE',
el estudio arroja luz sobre las implicaciones para las redes sociales, los medios de comunicación y los gobiernos.
Los 'deepfakes' son contenidos audiovisuales manipulados mediante inteligencia artificial que pueden parecer auténticos y a menudo son utilizados para imitar o suplantar a personas. Estos videos combinan caras generadas por IA con material auténtico, creando escenas que nunca ocurrieron en la realidad.
El estudio examinó cerca de 5,000 tuits en la plataforma X (anteriormente conocida como Twitter) durante los primeros siete meses de 2022 para entender la reacción del público ante el contenido 'deepfake' y descubrir pruebas de su impacto en la confianza. La guerra ruso-ucraniana fue el primer conflicto bélico en el que se utilizó 'deepfake'.
Los resultados revelaron que el miedo a los 'deepfakes' socavaba la confianza de los usuarios en las imágenes provenientes del conflicto, llevándolos a desconfiar incluso de las imágenes auténticas. Además, el estudio detectó teorías conspirativas en línea que incorporaban 'deepfakes'.
Medios y Gobiernos, en constante alerta
El estudio también señala que los esfuerzos por concienciar sobre
los 'deepfakes' pueden socavar la confianza en videos legítimos. Esto plantea un dilema para los medios y las agencias gubernamentales, que deben sopesar los beneficios de 'deepfakes' educativos y de "pre-bunking" contra los riesgos de socavar la verdad.
El estudio concluye que la cobertura mediática de los 'deepfakes' debe centrarse en educar a las personas sobre qué son, cuál es su potencial y sus capacidades actuales, así como su evolución futura. La concienciación se convierte en un pilar fundamental en la lucha contra la desinformación y el engaño digital.
Los 'deepfakes' representan un desafío creciente en la era digital, y este estudio destaca la necesidad de abordar sus implicaciones y promover la alfabetización mediática para afrontar esta amenaza emergente.