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Sábado 23/11/2024
 
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Andalucía

Cuando mis pensamientos me aterrorizan

Algunas personas se ven asaltadas por ideas intrusas en las que se imaginan adoptando conductas extrañas, negativas o nocivas

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  • Rumiar pensamientos repetitivos y atemorizantes. -
  • En vez de desecharlas, comienzan a temerlas y rumiarlas de manera repetitiva

¿Y si le hago daño a mi bebé? ¿Y si me tiro a la vía del tren? ¿Y si me pongo a gritar en medio de la calle? Son pensamientos desagradables, que aparecen sin previo aviso y nos desconciertan y atemorizan, debido a su contenido negativo y nocivo, y porque van totalmente en contra de nuestros valores y deseos

Todos podemos tener a veces este tipo de “pensamientos intrusos”, denominados “intrusivos” en el lenguaje psicológico, y que típicamente tienen que ver con hacerse daño a uno mismo o dañar a otra persona, con el sexo o con hacer algo que nunca haríamos, explica Rafael Santandreu, (www.rafaelsantandreu.es) uno de los psicólogos más prestigiosos de España.

PENSAMIENTOS INVOLUNTARIOS E IRRACIONALES

“Un pensamientos intrusivo (por ejemplo: “¿Y si me tiro a la vía del tren?”) es solo una idea entre los miles de ideas que se nos pueden pasar por la cabeza y de la cual normalmente nos reímos cuando aparece, pasando después a otra cosa”, explica a EFE . 

“La cabeza siempre está jugando con ideas y eso no tiene importancia. Sin embargo, la persona con TOC se asusta de esa idea y entra en un bucle, diciéndose a si misma: “¿Pero por qué has pensado eso?; ¿Serías capaz de hacelo? ”, según Santandreu

TOC (OCD en inglés) son las siglas de Trastorno Obsesivo-Compulsivo, una condición de salud mental en la que la persona tiene pensamientos involuntarios, irracionales y repetitivos (obsesiones) que le generan ansiedad, angustia y miedo, viéndose compelida a realizar acciones compulsivas (compulsiones), para neutralizar las sensaciones desagradables de las obsesiones.

La persona con TOC queda atrapada en un ciclo de obsesiones y compulsiones, que le requiere mucho tiempo diario y la inhibe de realizar actividades que le resultan importantes, según la Fundación Internacional del TOC (https://iocdf.org/es/inicio). 

Rafael Santandreu ha desarrollado un método de auto-terapia para vencer definitivamente el TOC, así como los ataques de pánico, la ansiedad, la hipocondría y cualquier temor irracional, el cual consta de cuatro pasos (afrontar, aceptar, flotar, dejar pasar el tiempo), explicado en su libro ‘Sin miedo’ (2021).

Tras estudiar en España e Inglaterra, este psicólogo fue profesor en la Universidad Ramon Llull (Barcelona, España) y trabajó con el célebre psicólogo Giorgio Nardone en su Centro di Terapia Strategica de Arezzo (Italia). Actualmente reparte su trabajo entre la psicoterapia con pacientes y la formación de médicos y psicólogos.

LOS MIEDOS DE LAS PERSONAS CON TOC

En su última obra, ‘El método para vivir sin miedo’ (2023), este psicólogo publica una selección de historias de superación de personas que han conseguido superar, “ellos y solo ellos”, sus miedos irracionales utilizando su método de 4 pasos y afrontando con éxito los pensamientos intrusivos y otras dificultades, en su camino de desarrollo personal y curación.

Explica que la persona con TOC puede estar el 90% del tiempo dándole vueltas a preocupaciones del estilo: “¿Me habré infectado tocando esa mesa?”; “¿Soy homosexual?”; ¿Tendré un cáncer?. 

“Hay millones de dudas en las que puede caer esa persona y no saber como salir de ahí”, añade. 

En cambio, “las personas que no somos TOC podemos tener esos pensamientos, pero no nos quedamos atrapados en un bucle, tanto tiempo, con tanta ansiedad”, señala.

“La persona con TOC puede sentir miedo ante un pensamiento, como por ejemplo el de si sería capaz de matar a otra persona”, según este experto.

Este miedo puede comenzar un día, cuando está en el andén del ferrocarril y se le pasa por la cabeza la imagen de tirar a las vías a la señora que tiene delante, según Santandreu. 

La persona TOC “comienza a temer ese ‘pensamiento bárbaro’, se preocupa y entra en un bucle mental durante años”, recalca.

Esa persona piensa “¡Pero, Dios mío, ¿por qué habré pensado eso!? ¿Y si soy capaz de hacerlo?”; debate y debate consigo misma sin parar: “¡No! Yo soy una buena persona, jamás haría algo así”; e intenta mantener ese pensamiento a raya pensando, consultándole al párroco, rezando, entre otra cosas, afirma. 

“La investigación indica que tienes que tener una predisposición para entrar en bucle con una preocupación de esas características”, según Santandreu.

SALIR DEL CIRCULO VICIOSO DEL TEMOR

El TOC, al igual que otros problemas como los ataques de pánico y la hipocondría, se producen debido al llamado «círculo vicioso del temor», una trampa mental en la que podemos caer todos, y en el que el propio miedo de la persona a ese pensamiento intrusivo estimula la repetición de dicho pensamiento.

Santandreu explica que ha “tratado a policías o bomberos condecorados y muy valientes que no tienen problemas para entrar en un edificio en llamas, pero que se quedan trabados en un pensamiento TOC”.

“Existe el denominado `TOC de amores´ en el que la persona se agobia con la siguiente pregunta: “¿Estoy bien enamorado de mi pareja?, ¿es mi media naranja con seguridad?”, pudiendo permanecer durante años con la angustia de no poder determinarlo”, señala. 

Otros pensamientos TOC se relacionan con la hipocondría (“¿Y si tengo un cáncer y no me lo han detectado?”) o son del estilo “¿Sería capaz de clavarle un cuchillo a alguien?”. La persona se da cuenta de que esas preguntas son irracionales pero su mente no puede dejar de agobiarle con ellas, puntualiza.

“La única forma de superar el TOC es plantearse un trabajo serio que, como poco, requerirá unos meses y será duro. El objetivo es dejar de tenerle miedo a los pensamientos atemorizantes y no habrá otra forma de hacerlo que mirarles cara a cara, día tras día, haciéndose amigo de ellos”, explica. 

“Por eso, es muy importante cobrar consciencia del problema, estudiar para entenderlo bien y después, acumular la determinación necesaria para conquistarlo”, concluye Santandreu.

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