Ha llegado al manicomio la buena noticia de que el día 14 de este mes (jueves) se va a celebrar en el Centro de Congresos el Centenario de la Librería Bozano situada en la calle Rosario. Se dice muy pronto, pero con sus cien años es una de las poquísimas librerías vivas más antiguas de España. Han sido Cien años de soledad, aunque también de compañía cañaílla. La calle Rosario siempre ha sido un referente para mí, y ahora para mi nieta. No gano para pagar sus caprichos necesarios, que, cuando no son lápices, son gomas, libros, cuadernos o la leche que mamó García Bozano, que se esmera en traer cosas que tanto le gustan a la muchachita. Siempre que paso por allí, me hierve la mente al recordar la Imprenta la Voz, que estaba situada en la esquinita de la calle General García de la Herrán, que los de La Isla conocemos como calle Los Muertos.
Hay muchas calles en La Isla que han cambiado de nombre a través del tiempo. Precisamente esa calle General García de la Herrán era antes c/ Montalvo y después c/ Muñoz Torrero. Y se llama todavía coloquialmente calle Los Muertos, porque era el camino obligado que llevaba a los muertos de La Isla al cementerio.
Lo recorría la comitiva con el féretro por delante llevado por unos cuantos caballos, cuyo número dependía de la categoría del difunto; el cochero iba de negro rigurosoen el pescante con el látigo. A la cabeza figuraba el cura Grillito mascullando latinajos y deseando acabar la tragicomedia. Cuando iba poco público detrás y el difunto había sido un malaje, mi padre me comentaba: fíjate, Rubio, ya te dije que este iba a llevar poca gente. La calle Los Muertos era famosa también, porque mucho antes de que los americanos pusieran un pie en la Luna en el año 69, ya Mascamaí, a finales de la década de los cincuenta, al no poder controlar su coche de caballos por culpa de un resbalón, se coló con caballo y todo en el escaparate de los Domínguez, haciendo un alunizaje perfecto y forzoso contra la luna, por lo que evidentemente fue el primer hombreen llegar a la luna.
Hay muchas calles con nombres de cañaíllas, que por alguna razón destacaron y fueron orgullo de esta tierra, pero también hay gente en La Isla, cuyo nombre no merece presidir ninguna calle.
Pues bien, volvamos a la c/ General García de la Herrán. Hay que tener en cuenta que en La Isla hay más generales que marineros, y que este general precisamente era más franquista que el NODO, pero calle García Bozano no hay ninguna. Nuestro pueblo debería mostrar gratitud con aquellos que contra viento y marea nos han abierto de par en par durante muchísimos años las puertas de la Cultura. Por eso, ¡qué bonito sería que esta calle pasara a llamarse calle García Bozano! Creo que la familia se merece sobradamente que su nombre brille a la vuelta de la esquina.Ya sabemos los locos que, aunque nos resistamos, en el cementerio vamos a acabar todos, pero por lo menos que nos vayamos con la satisfacción de ver que los nombres de nuestras calles responden a verdaderos cañaíllas que con el arma exclusiva de las letras han conquistado el cerebro de muchos paisanos sin pegar un solo tiro. Los locos de este manicomio esperamos que el Ayuntamiento se digne rotular la calle General García de la Herrán con el nuevo nombre de calle García Bozano, porque, aunque en La Isla le sigan diciendo calle Los Muertos, indudablemente seguirá ofreciendo así más vida y más Cultura a las generaciones venideras.