Florentino Pérez es el líder indiscutible de una perversa estrategia consistente en la alienación mental de las masas sustentada en titulares periodísticos escritos al dictado de sus propios intereses. Resulta que en verano presenta al mejor Real Madrid de la historia -otra vez- y que meses después todo el proyecto se viene abajo por la lesión de uno de sus futbolistas. La primera cuestión que debe tenerse en cuenta es que el pilar del imperio resulta ser un jugador (Higuaín) que Florentino Pérez trató de echar a la calle. La segunda, que quien vino para apartarle de la titularidad (Benzemá) es uno de esos megacracks que el magnate trajo a golpe de talonario.
Ahora resulta que el futbolista que Florentino Pérez no quería no puede jugar, y que aquél por el que de veras apostó no sirve para esto. El resumen final de la historia es que hace falta un delantero y el hombre elegido es Ruud Van Nistelrooy, un futbolista al que dejó marchar libre este verano y para cuyo traspaso tendrá que llegar a un acuerdo económico con su actual equipo, el Hamburgo alemán.
Pero no pasa nada. La prensa deportiva se encargará de hacer creer a los aficionados que Florentino está a punto de cerrar una brillantísima operación. A este paso, el próximo hito será pagarle un pastizal al Shalke 04 para que vuelva Raúl. Convencido estoy de que, llegado el momento, el presidente del Madrid presumiría de haber fichado a uno de los mejores jugadores de la historia reciente del fútbol europeo.