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La escritura perpetua

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Salvador Illa apeló durante el acto de su toma de posesión a los valores “socialdemócratas” y de “humanismo cristiano” de su ‘Govern’

Publicado: 11/09/2024 ·
11:33
· Actualizado: 11/09/2024 · 11:33
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  • El presidente de la Generalitat, Salvador Illa. -
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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‘Y Dios en la última playa’ fue una novela de Cristóbal Zaragoza, Premio Planeta 1982, con acertado fondo y estilo pero receptora de malas críticas, de cuando Dios aún tenía una presencia importante en nuestra sociedad. Pero Dios ha desaparecido de la moral colectiva, de las conversaciones, e incluso de las expresiones cotidianas (“vaya por Dios”, “¡Jesús, María, y José!”) Desde hace tiempo se ha dado una muy eficaz actividad (desde sectores políticos y económicos sobre todo) dirigida a eliminar a Dios de la vida (Dios que está en todas las partes, según los catecismos), a lo que también han contribuido decisivamente los errores de la Iglesia, y todo ello ha devenido en una sociedad amoral, sin valores o con unos valores poco deseables (el desprecio a la justicia social que propone Milei, o la defensa del liberalismo salvaje del ideario político de Ayuso). Actualmente no hay nada más anticristiano que la derecha/derecha. Y eso que el cristianismo, a mi entender, fue una revolución de izquierdas de la que se apropió la derecha. El resultado, decíamos, ha sido una sociedad, la nuestra, decididamente amoral. Y ya lo advertía el clásico: Ningún viento será bueno para quien no sabe hacia dónde se encamina. Antes escuchábamos a los viejos, que ahora se sientan en los bancos de los parques a hablar entre ellos, compartiendo su soledad, cada uno aferrado a su bastón, hasta que las fuerzas falten definitivamente y los lleven a las residencias, que son una tumba colectiva con televisión. 

El dramaturgo José Ruibal, que en los años 70 introdujo la vanguardia teatral en España, pasó gran parte de su vida en EEUU, porque aquí nadie entendía su obra, y en 1980 me aseguró que “en España somos estúpidamente laicos”, porque nuestra cultura, nuestro ideario, todo, viene del cristianismo, y que borrar el significado y los signos cristianos suponía borrarnos a nosotros mismos. Salvador Illa apeló durante el acto de su toma de posesión a los valores “socialdemócratas” y de “humanismo cristiano” de su ‘Govern’. Afirmaciones destacadas, porque conectan con la esencia de un socialismo humanista. Ese socialismo humanista y culto de los socialista en el exilio que empezó a derribar F.G. desde 1982 para inaugurar un socialcapitalismo thatcheriano de bodeguiya. Pero insistimos: Gran parte de la cultura española viene de Teresa de Ávila y de San Juan de la Cruz. De la imaginería católica. De la Biblia, claro. En definitiva: del cristianismo. Y lo dejo por hoy: Queden ustedes con Dios.

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