El Flamenco en esencia como canal directo a la capitalidad europea de la Cultura

Publicado: 03/02/2025
Lejos de chovinismo, Jerez es a día de hoy la ciudad del flamenco por antonomasia basando su potencial en el respeto a la tradición
Uno de los seis criterios en los que se detiene la normativa europea para nombrar a una ciudad Capital Europea de la Cultura es la que aborda el “contenido cultural y artístico” de la aspirante. En este caso, Jerez quiere ser el centro neurálgico en esta materia el año 2031. En absoluto el camino es fácil, pues tan solo en Andalucía la competencia directa es la ciudad de Granada pero como ya advierten algunos otros territorios que ya disfrutaron de tal distinción, el propio camino hasta llegar a la meta, aunque no se termine de llegar, es enriquecedor y estimulante para el crecimiento de la propia ciudad.

Jerez, pues, puede presumir de ser poseedora de una gran lista de artistas que, más que sumarse a la fiesta, lo que hacen es componer una estrategia inigualable para dicha candidatura, pudiéndose pivotar el proyecto desde el flamenco y sus ramas musicales, sociales y antropológicas, y el diálogo con el vino y los caballos. Sus barrios, sus peñas, sus creadores, sus familias… su singularidad. Eso es lo que hace que Jerez sea distinto al resto de tierras de arte y es algo en lo que coincide cualquier amante de lo jondo.

Parte de la culpa de que el latido de los jerezanos lleve el compás de la bulería en la actualidad, tal y como ocurría hace siglos, es la estructura existente desde hace décadas desde la administración pública local, esto es, desde el ayuntamiento, del color que haya sido. Aunque a veces el propio flamenco local haya desestimado tal apuesta, o no le haya parecido suficiente, es justo reconocer que difícilmente exista una ciudad con más planificación al respecto y con una base tan sólida como la que posee Jerez. Que nada es como fue, ya es sabido, pero sí se mantiene una idiosincrasia propia a pesar del paso del tiempo.

Además de sus barrios, Santiago y San Miguel, que necesitan continuamente una inversión para mantener casas de vecinos y palacetes que los componen, amén de cuidar por sus habitantes, existen las peñas flamencas. Los Cernícalos, que se fundó en el año 1969, es la más antigua de la provincia de Cádiz y durante el año celebra sus habituales ciclos de recitales, el Pregón Flamenco de la Semana Santa, y tienen una fuerte presencia en la Feria del Caballo. Actividades extrapolables a la mayoría de entidades asociadas a la Federación Local de Peñas Flamencas (un total de doce), que por cierto ha recibido una subvención de 240 mil euros para los próximos tres ejercicios, la cantidad más alta en dotación de una serie de ayudas que el Ayuntamiento ha ofrecido y que tienen como base“la promoción y el fomento de la candidatura de Jerez como ciudad aspirante a la Capitalidad de la Cultura 2031”, según fuentes oficiales.

Es este un síntoma de la connivencia popular e institucional en cuanto al flamenco en Jerez. Tiene esta ciudad una cita de mundial relevancia dedicada al baile, y transversalmente al resto de disciplinas, cuando llega febrero hasta mitad de marzo. Es el Festival de Jerez, que va camino de cumplir sus treinta años y que consigue aglutinar a miles de aficionados de rincones insospechados del mundo, coloreando las calles cercanas al Teatro Villamarta de distintos matices. El vino se mezcla con el encuentro espontáneo del cante al golpe en un tabanco.

Otra de las citas más esperadas cada verano es la Fiesta de la Bulería, cierre del amplio programa de actos flamencos en la época estival. Desde 1967, la fiesta se hace más fiesta en el escenario y se consolida cada edición el alto nivel de los maestros y nuevas generaciones. El flamenco está presente en las zambombas, pues aquí y solo aquí se cantan al son de la guitarra, haciendo posible que sea más significativa si cabe esta celebración que en 2015 fue declarada Bien de Interés Cultural.

Desde que comienza el año hasta que termina, el flamenco palpita con firmeza, resurgiendo en cada quejío una nueva forma expresiva, una queja o un dolor. Por eso Jerez lleva a bandera un arte Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde el 16 de noviembre de 2010, aunque extraoficialmente ya lo era desde que las culturas de distintas civilizaciones encontraron en la Baja Andalucía un lugar para crecer unidas.

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