Isabel Preysler llevaba alejada del foco mediático desde el pasado octubre. Cinco meses 'desaparecida' y sin asistir a ningún acto público que desataron las especulaciones sobre su estado de salud y las razones por las que habría reducido radicalmente su antaño ajetreada agenda social.
Su hija Tamara Falcó y su entorno más cercano salían al paso de los rumores hace varias semanas y explicaban que la 'reina de corazones' no se había retirado de la vida pública, sino que había estado en Miami disfrutando de sus nietos y de sus hijos Chabeli, Julio José y Enrique Iglesias, y apuntaban que aunque había hecho planes con amigos a su regreso a Madrid, no había cámaras para atestiguar que se encuentra tan bien como siempre.
Y, aunque se ha hecho esperar, Isabel ha reaparecido por fin, y lo ha hecho por todo lo alto y arropada por la marquesa de Griñón y por Íñigo Onieva, disfrutando de una de sus grandes pasiones. Cinco meses después de la última vez que asistió a un evento, la filipina no se ha perdido el último estreno del Teatro Real, la ópera 'Mitridate, re di ponto', acaparando todos los flashes a su llegada.
Radiante, la socialité, de 74 años, ha deslumbrado con un diseño ceñido de estampado asimétrico que le vimos por primera vez hace una década, y que ha combinado con chaqueta de piel y maxi botas de tacón en color negro, dando una nueva lección de elegancia flanqueada por su hija y por su yerno, con los que derrochó confidencias y sonrisas ante la expectación de la prensa por su esperadísima vuelta a la vida pública.
"Estoy bien, muy bien, gracias" ha asegurado, reaccionando con una discreta carcajada a las especulaciones que han surgido tras esta larga temporada alejada de los focos: "Jajaja, ¿desaparecida? No, muy bien, gracias" ha afirmado rotunda, dejando claro que se encuentra perfectamente.
Pendiente en todo momento de Isabel, Tamara e Íñigo -"por supuesto", ha apuntado orgulloso su yerno-, que tan unidos como siempre han zanjado los rumores de crisis surgidos en los últimos tiempos, guardando silencio sobre las críticas que han recibido porque la marquesa utiliza el servicio premium del aeropuerto mientras el empresario se deja ver con normalidad en la terminal junto al resto de viajeros.
