La importante Pascua militar
La celebración de la Pascua militar, el 6 de enero, tiene varios ángulos y perspectivas: primero, significa un homenaje a la familia castrense...
La celebración de la Pascua militar, el 6 de enero, tiene varios ángulos y perspectivas: primero, significa un homenaje a la familia castrense, sin duda una de las que mejor comportamiento y mayor evolución (en sentido positivo) han experimentado en la sociedad española desde los primeros años de la transición. En segundo lugar, el acontecimiento se celebra bajo la presidencia del Rey. Y, en tercer lugar, el 6 de enero significa el fin de las vacaciones navideñas.
Yo diría que este año aumenta la sensación de que 2009 inaugura una especie de nueva era, en la que hay muchos trabajos, reformas, transformaciones y retos pendientes de resolución precisamente por esa clase política, algo sesteante en términos generales, aunque haya, para hacer justicia, que advertir que la pereza no es el elemento motor de todos, pero sí de algunos de los más connotados.
Hace tiempo que dejé de pensar que los militares españoles se anclaban más bien en posiciones inmovilistas o simplemente conservadoras. Pienso, más bien al contrario, que el acto de celebración de la Pascua es un buen pretexto para plantearse, y más, como digo, en esta ocasión, qué hay que transformar en España para acompasarnos al ritmo de los tiempos.
No me digan que todo eso no tiene que ver, y mucho, con los planteamientos de los actuales soldados españoles, conscientes de que su papel hace tiempo que dejó de ser la imposición de líneas de conducta en el interior para pasar a ser el de garantizar los intereses exteriores y hasta económicos de España. Y también, por supuesto, ser un factor de ayuda a la paz mundial, sin demagogias ni medios engaños.
Y, por supuesto, resulta evidente la simbología del Rey, Capitán General de los ejércitos y que acaba de cumplir los 71 años, presidiendo este acto junto a una parte del gobierno, encabezada por el presidente Zapatero. Ya verán, ya, cómo de esta celebración saldrá mucho que contar y no poco con lo que algunos especularán. Porque, a mi modo de ver, cada día es más importante reforzar los sectores de la sociedad que son un referente de los valores que queremos mantener e instaurar. Por eso, la Pascua militar no es un acto rutinario y protocolario cualquiera, ni un mero agasajo a la oficialidad, ni algo que se hace porque siempre se ha hecho así. A mí, que asisto cada año a ella, me parece que es mucho más que eso.
Yo diría que este año aumenta la sensación de que 2009 inaugura una especie de nueva era, en la que hay muchos trabajos, reformas, transformaciones y retos pendientes de resolución precisamente por esa clase política, algo sesteante en términos generales, aunque haya, para hacer justicia, que advertir que la pereza no es el elemento motor de todos, pero sí de algunos de los más connotados.
Hace tiempo que dejé de pensar que los militares españoles se anclaban más bien en posiciones inmovilistas o simplemente conservadoras. Pienso, más bien al contrario, que el acto de celebración de la Pascua es un buen pretexto para plantearse, y más, como digo, en esta ocasión, qué hay que transformar en España para acompasarnos al ritmo de los tiempos.
No me digan que todo eso no tiene que ver, y mucho, con los planteamientos de los actuales soldados españoles, conscientes de que su papel hace tiempo que dejó de ser la imposición de líneas de conducta en el interior para pasar a ser el de garantizar los intereses exteriores y hasta económicos de España. Y también, por supuesto, ser un factor de ayuda a la paz mundial, sin demagogias ni medios engaños.
Y, por supuesto, resulta evidente la simbología del Rey, Capitán General de los ejércitos y que acaba de cumplir los 71 años, presidiendo este acto junto a una parte del gobierno, encabezada por el presidente Zapatero. Ya verán, ya, cómo de esta celebración saldrá mucho que contar y no poco con lo que algunos especularán. Porque, a mi modo de ver, cada día es más importante reforzar los sectores de la sociedad que son un referente de los valores que queremos mantener e instaurar. Por eso, la Pascua militar no es un acto rutinario y protocolario cualquiera, ni un mero agasajo a la oficialidad, ni algo que se hace porque siempre se ha hecho así. A mí, que asisto cada año a ella, me parece que es mucho más que eso.
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