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Miércoles 27/11/2024
 
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Una rotura muy ?real?

Es una lesión poco frecuente, se está convirtiendo en una dolencia común en muchas personas a avanzada edad.

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  • Hernández Pomada sentado
Thetis, madre de Aquiles, sumergió a su hijo cuando era pequeño en el rio Estigia, ya que quien se bañaba en él, se volvía invulnerable; y lo hizo sosteniendólo por un talón, por lo que esa fue la única parte de su cuerpo que no se mojó y por tanto no fue protegida por la magia del río. Años más tarde, durante el sitio de Troya, Paris clavó una flecha envenenada en ese talón, muriendo a causa del veneno.

El mito griego dio nombre al tendón más conocido por el común de los humanos y que en los últimos días ha sido noticia por la operación de Su Majestad Juan Carlos I. Sin embargo, una lesión poco frecuente, se está convirtiendo en una dolencia común en muchas personas a avanzada edad.

Según explica el director de la Unidad de Gestión Clínica de Traumatología del Complejo Hospitalario de Jaén, José Hernández Pomada, cada vez son más frecuentes este tipo de roturas. Cada año se realizan unas doce operaciones en el Neurotraumatológico. “El ejercicio que realizan las personas mayores ha disparado el número de casos, si bien no todos llegan a la operación” indica el Hernández Pomada. La lesión tampoco es muy común entre los deportistas y apenas representa el 4 por ciento de las intervenciones entre ellos.

Este tendón pasa por detrás del tobillo y es el más grueso y fuerte del cuerpo. Mide unos 15 cm de largo y empieza cerca de la mitad de la pierna, pero recibe fibras musculares sobre su superficie anterior casi hasta su extremo.

Según explica Hernández Pomada, la rotura del tendón de Aquiles puede ser parcial, en cuyo caso basta con la inmovilización del pie, o rotura completa, que requiere cirugía.

La operación no suele ser compleja y precisa de un tiempo de recuperación de tres meses en el caso de personas jóvenes y de nueve en aquellas con una edad más avanzada.

De forma general, el tendón se rompe porque se le exige una contracción más allá de sus límites de elasticidad, al realizar una flexión dorsal del pie muy brusca con la rodilla estirada o porque se estira la rodilla cuando el pie está en esa flexión dorsal. Generalmente ocurre cuando se realiza un esfuerzo sin haber calentado previamente.

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