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Viernes 19/04/2024
 

El Psoe se aferra a lo seguro

El socialismo rechaza el refugio del zapaterismo y no quiere probar con cosas nuevas. ?Es más fácil llegar que salir?, decía Alfredo.

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son las once de la mañana de este frío sábado 4 de febrero. A las puertas del Barceló Renacimiento se congregan cientos de personas, cigarrillos en manos, miradas cruzadas, pasillos repletos, salas llenas, cafés y tertulias, tensión contenida y por encima de todo ello sensaciones de que esta crisis nacional ha calado tanto dentro del partido que pase lo que pase en unas horas nada hace prever un cierre de filas sincero en torno al ganador. El Psoe está roto, aunque los discursos al final digan lo contrario. Rubalcaba representa la continuidad de la vieja guardia mientras que Chacón aglutina la renovación y lleva años preparándose para este momento, se ha organizado moldeando su candidatura en torno a la renovación frente a quienes la consideran “Zapatero con faldas”.

Un día antes. Viernes 3
. Azul intenso en el sevillano cielo, tal vez premonitorio del color de moda que también sobre Andalucía amenaza para los presentes con instalarse, y Siberia en el aire en forma de ola ártica que contagia el espíritu general de los allí congregados. Frialdad. Y cuentas, todos las hacen, de hecho en poco menos de 30 votos de los 956 delegados presentes sitúan la diferencia entre uno y otro y eso hace que las presiones, las denunciadas y las otras, estén al límite porque de un puñado de intenciones depende el futuro del partido, que es el de muchas personas que a partir del lunes tendrán una vida u otra. Es así de simple. ¿Unidad? Es fácil pedirla para quien gana, quien pierde más bien piensa en, por ejemplo, clemencia.
La ruptura en Andalucía se ha convertido en el tema estrella que inunda los pasillos y no solo por el hecho de que seis secretarios provinciales andaluces, excepto Cádiz y Jaén, se hayan posicionado a favor de Chacón sino por el indiscutible hecho del mal aire que circula entre Griñán y Chaves, irrespirable, tanto que el presidente de la Junta amaga con evitar que su ex jefe andaluz intervenga en la ronda de discursos inaugurales y eso a Chaves le cae mal, muy mal, su cara y la de los suyos reflejan chispas y aunque al final logra mantenerse en el guión todos se alimentan del odio entre ambos, focalizado en los últimos días por las presiones a delegados en Sevilla pero que viene de largo y culmina en el sitio adecuado y a la hora justa. No hay perdón y Griñán quiere enterrar al chavismo con las cámaras en directo. Neutral, pero activo.
Zapatero habla, tenue. Defiende su gestión en legislatura y media hasta esa tarde del 10 de mayo de 2010 cuando una amenaza de intervención de la UE le obligó a un cambio de timón en su idea de gobierno y ahí, dijo, comenzó el calvario, para él y para el Psoe. “Tardé en reconocer la crisis”, prosigue. Pues sí. Tenue, como los aplausos de despedida que le otorga el plenario hacia un Consejo de Estado donde percibirá 72.800 euros más 74.000 de asignación anual como expresidente y lo aporto solo a título informativo, no lo censuro, ser presidente es mucho y siempre lo es quien lo ha merecido y en ello, para bien o para mal del país, dejan media vida. Cada cual, en todo caso, opine que libre es.

Compañeros y compañeras. Son las palabras más usadas en los discursos de ambos dirigidos a los presentes y al sentido de su voto, pero Chacón enfatiza más, dice lo que entiende que quiere oír el cónclave socialista y se nota demasiado la mano de su marido, Miguel Barroso, en una puesta en escena que inicia con un me presento “no para hacer una travesía del desierto sino para conseguir una mayoría social”. Chacón se presenta como una apuesta directa, la de Rubalcaba parece una solución transitoria hacia Patxi López y el Psoe, o buena parte de él, duda entre poner la directa para recuperar lo perdido o transitar por puentes más serenos.
Son las 13:49. Mientras Rubalcaba, didáctico, ha construido un discurso sosegado y reflexivo fruto de la experiencia y la veteranía acumulada en su dilatada vida política, su oponente arenga la sala, pelín excitada, subiendo y bajando el tono, provocando el aplauso constante y aferrándose al “cambio de rumbo”, a la “compañera” UGT, a la “igualdad, la ideología y la formación” y a la “coherencia” de un proyecto nuevo. Va de rojo, es mujer y, en consecuencia, tira de genética o de marketing, cada cual elija. Modela su discurso y termina mejor que empieza en su búsqueda del voto en el limbo, de haberlo, para llevárselo en el bolso junto al cajetín de maquillaje suave que luce para reponer imagen y a la pequeña agenda donde anotada con tinta verde de niña tenaz y en secreto debe tener grabada su intención de ser la primera mujer en presidir España. Imagino. En todo caso, discurso de candidata al gobierno frente a un Rubalcaba que diserta como aspirante a secretario general.
Griñán, entre otros, se pone de canto, denuncia Pizarro, y alaba el discurso de ambos ante micrófonos multicolor y dice que “votaría a los dos”. Es lo que tiene la prensa, saca siempre la cara más amable de cada uno. Al margen, los 956 delegados con sus cartulinas en blanco acuden a las cinco urnas, más o menos presionados, más o menos dirigidos, más o menos movidos por uno u otro interés general o particular, pero en secreto y en ese momento de soledad y decisión, libres. Y esa cola ante la urna le da un sentido democrático real a este partido ante otros, por ejemplo, el PP, que ataja este lío por el sendero del real decreto. ¿Urna o dedo? Que la militancia de cada cual lo valore. 14:40: A votar.

La respuesta socialista: Rubalcaba. Gana Alfredo. Por 22 votos y tras casi dos desesperantes horas de escrutinio. Su fontanería es mejor y entre pasillos se ha movido con mayor agilidad, los discursos, dicen, han ayudado. El socialismo rechaza el refugio del zapaterismo y no quiere probar con cosas nuevas. “Es más fácil llegar que salir”, decía Alfredo. Y tanto.
¿Qué pasará ahora? Los viejos rokeros nunca mueren, entre otras cosas porque de memoria se saben los acordes de la internacional socialista y, a pesar de los años, la bailan con mayor soltura. Chaves, Zarrías, Pizarro, Cabaña o Blanco mantienen el pie dentro cuando ya se veían casi fuera de los círculos de poder y el representado por Chacón cambio de rumbo queda apartado ante el valor férreo de la seguridad trasmitida por Rubalcaba. Continuidad. ¿Y Griñán? Difícil papeleta aún ganando el 25M.

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