La crisis económica que se inició en 2008 y que vivió su etapa más cruda hasta bien entrado 2014, aún hoy, diez años después, no ha visto recuperar sus valores previos sobre todo en materia de desempleo, que sigue siendo la gran lacra del país, comunidad y provincia. Si bien es cierto que este mes en Cádiz se ha reducido en 6.926 personas hasta dejarlo en 147.895 desempleados, niveles que no se lograban desde 2009 y se ha conseguido gracias a una bajada generalizada en todos los sectores, no lo es menos la escasa calidad del mismo y, lo que es más grave, el hecho de la generación que se ha perdido en esta década. Me imagino que uno termina acostumbrándose a ser un parado y, de ello, a sentirse incapaz de aportar valor productivo a la sociedad cuando en realidad es la sociedad quien no logra formas de producir situaciones laborales para todos. Ejemplos hay miles; uno es el de alguien cercano a quien los vientos de la crisis arrasaron con su empresa, próspera, de ámbito nacional a sus cuarenta y bastantes años, pasando a ser desde entonces un parado sin casi posibilidad alguna de trabajo. A medida que iban pasado los años fue, paulatinamente, reduciendo sus expectativas: de empresario grande a pequeño, de ahí a comercial de casi todo lo vendible, comisionista de oficio por mucho, poco o casi nada hasta recabar en el sector servicios, bares, qué lugares tan gratos para que otros conversen mientras, bandeja en mano, retira y pone. A sus cincuenta y bastantes años la crisis le ha reubicado, como a tantos otros. Por eso cuando salen los datos del paro y, como es el caso, arrojan una mejoría destacable, recuerdo a mi querido hermano de tanta copa en paralelo sobre barras diversas y a esa bandeja de canapés que hoy le acompaña y que tanto dolor le provoca en el costado porque para mantenerla firme entre tanto público hay que tener un oficio para el que su pasado no le preparó. Su bandeja es tan digna como lo es él porque indigno solo resulta el desempleo, pero qué lástima de generación perdida y sin remedio de recuperar lo que fue porque un vendaval económico nacido en a saber dónde se ha llevado por delante el futuro de tantos. Lo cual demuestra otra vez que somos lo que nos queda y que lejos de nuestras manos está el controlar lo que nos puede pasar mañana.
Sucesiones. Esta semana se ha conocido la intención de la Junta de Andalucía de "dejar morir" el impuesto de sucesiones, cumpliendo así una de las cuestiones innegociables que sobre la mesa puso Ciudadanos para continuar prestándole esa cercanía que tanto necesita el PSOE en el Parlamento de Andalucía. Pero hay que recordar que esta batalla la inició en su día el PP recogiendo más de 350 mil firmas y dando aire a una situación injusta para Andalucía con respecto a otras comunidades porque se tributa dos veces por un mismo bien adquirido y que en los últimos años ha representado una recaudación de entorno a los 400 millones de euros anuales. El PP hizo bandera en la calle de esta situación, pero parece que el rédito político se lo lleva Ciudadanos en su alforja porque es quien provoca el cambio de timón en la Junta y porque el PP flojea de manera inconmensurable en su política de comunicación. Hay que recodar que Andalucía es la comunidad donde cuesta más caro heredar y que pese al esfuerzo que ha hecho el PSOE por intentar reducir esta situación a "ricos" implantando incluso un simulador para que el ciudadano pudiera hacer sus cálculos, la batalla política en la calle la ha perdido y ante eso el ejecutivo andaluz no tiene más salida que ceder y hacerlo con tiempo suficiente para evitar coste electoral.
Veremos si Ciudadanos logra también la renovación del consejo de administración de la RTVA, donde ni ellos ni Podemos tienen vocales en un consejo caducado hace años. La parálisis en la televisión andaluza es tan alarmante, los índices de audiencia tan paupérrimos, la gestión administrativa y comercial tan desastrosa y el coste tan elevado que llama poderosamente la atención que el parlamento deje pasar los años sin tomar medida alguna. Se ve que el PSOE no tiene interés en mover demasiado ficha para evitar, entre otras cosas, un cambio en la dirección del medio, ocupada por Joaquín Durán desde que hace unos años Pablo Carrasco volase a Madrid a probar una fortuna que le ha llegado de manera ostensible con el programa de Bertín Osborne. Ciudadanos condiciona el apoyo presupuestario de 2018 a que, por fin, se reestructure la televisión andaluza e, igual, alguien tiene la feliz idea de poner fin a tanta copla.
Sondeos. En la provincia de Cádiz hay nueve partidos judiciales y en cada uno de ellos se encuadran diferentes municipios; Sanlúcar, Chipiona y Trebujena forman uno, por ejemplo, y ahí se eligen dos diputados. El mayor es el de Jerez con cinco. Para estimar el reparto de los 31 diputados provinciales en un sondeo habría que estudiar cada uno de esos nueve partidos judiciales, por lo cual es necesario realizar un estudio con su muestra válida para cada partido judicial. Estimar, en consiguiente, que con 600 entrevistas, como ha hecho esta semana la empresa Insobel Consulting, los diputados de los nueve partidos judiciales supone tomar como única circunscripción toda la provincia o repartir proporcionalmente esas 600 entrevistas entre cada uno de los nueve partidos judiciales. En cualquiera de los dos casos la metodología no es válida por falta de muestra suficiente o por considerar nueve circunscripciones de reparto como una sola. Y eso lo saben hasta en primero de sociología.
Festivales. Se han puesto de moda y para algunas localidades representan un aliciente más, tanto en materia económica como en su oferta turística. Son los festivales de música y entre esta semana y la próxima sumarán a cientos de miles de jóvenes en Cabo de Plata, Barbate, y Al Rumbo, Chiclana, que tras años celebrándose entre Rota y Chipiona vuelve a su ciudad de origen. En muchas localidades españolas también, pero julio se está convirtiendo en un lugar de encuentro para jóvenes en Cádiz donde combina un cócktel tan suculento como música durante tres o cuatro días, playa, verano gaditano y eso de tener en torno a veinte años, la piel tersa y unos índices de testosterona altamente envidiables. Todo ello con hielo y agitado da como resultado, indiscutiblemente, envidia cochina para los que nos salimos del tipo.
Lo cierto y verdad es que se respira verano. Y de ese de principios de julio que es el mejor, días largos y luminosos, playas doradas y el azul del mar invitando a zambullida; y bares, qué lugares tan gratos para conversar donde se conjuga parte del empleo tan necesitado con esa necesidad social de relacionarnos en torno a una rubia fría, espumosa, templada o caliente según gustos..., o, también, vinos variados de esta tierra nuestra. Porque lo sabemos todos, desempleo profundo y crisis duradera, pero los bares, qué lugares, siempre han estado hasta la puerta de gente dispuesta a tomarse una copita más.
Bomarzo