El pasado mes de febrero se cumplió el setenta y dos aniversario del fallecimiento del gran pedagogo Manuel Siurot Rodríguez, “maestro de los niños pobres”. Después del tiempo transcurrido su obra permanece vigente y extendida como un halo inextinguible trasmitida por sus discípulos. Hijo de un herrador lebrijano, José Siurot Ruiz, afincado en La Palma del Condado, que finalizó los estudios de veterinaria en la escuela libre de esta villa, y de la palmerina Lugarda Rodríguez Caro. Una familia numerosa, siendo el mayor de los hijos el que sobreviviría en el seno familiar. Siurot se preciaba de airear: “Nací en la calle Sevilla, la Palma es muy bella y allí me crié, jugué con lo chiquillos de la vega”. Desde pequeño, las dificultades y los problemas forjaron su mente y su carácter. “Yo he dormido cansado y gustoso en el lecho tranquilo de la pobreza honrada”. Abría el almanaque el siglo XX y Manuel Siurot se convertía en un flamante abogado. Cursó la carrera en la universidad hispalense, los últimos cursos los realizó por libre por mor de las dificultades económicas que atravesaba la familia. Ejerció la carrera de Derecho defendiendo causas escabrosas y nada fáciles. “Aprendí las primeras páginas de los libros de mis estudios alumbrado por el fuego de la fragua del taller”. En 1908 Siurot cambió la toga por la enseñanza. Su actividad pedagógica cobra una enorme dimensión con el roce social, docente y humano con los niños durante tres largas décadas. Siurot solía decir a los niños “os aconsejo que no os riáis de mi sistema de enseñanza, no hay sistema, solo se trata de experiencia y de práctica”. Contrajo matrimonio con doña Manuela Mora Claros. “En toda la obra de mi padre -dijo Antonia Siurot, su única hija- jugó un papel determinante mi madre”. En su ejercicio docente en Huelva tuvo alumnos destacados, Hermenegildo de la Corte, escritor y poeta, Francisco Mojarro Morón, funcionario del Ayuntamiento del negociado de obras, los hermanos Fuentes, Manuel y Antonio, (procuradores), José Gil, Parejo Jaldón y otros. Durante una de las visitas del Rey Alfonso XIII a Huelva, (pues venía a veces de cacería a nuestro Andévalo con Arturo López Damas), Manuel Siurot fue recibido por el monarca. Desde entonces existió un acercamiento y amistad con la Casa Real, pero la única militancia de Manuel Siurot fue la escuela y ser escrito. Ganó en el 1926, el premio nacional Mariano de Cavia, y en el 1936 la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla le nombró académico numerario. Problemas de salud le llevaron a residir en Sevilla, ciudad a la que amaba, “Quiero a Sevilla como a una novia”. Manuel Siurot cambió su profesión por el bien de los necesitados, niños pobres e impudientes, cuando se le ofrecían todos los atractivos mundanos de la vida. Descubrió Siurot que las grandezas no se repartían entre los talentos y las inteligencias sino en los verdaderos latidos del corazón. Con su sabiduría el maestro Manuel Siurot llegó a tocar el cielo, aquí en la tierra.
El ojo de la aguja
Manuel Siurot
El pasado mes de febrero se cumplió el setenta y dos aniversario del fallecimiento del gran pedagogo Manuel Siurot
Juan Bautista Mojarro
Mojarro es un veterano articulista onubense, escritor y poeta. Ha trabajado y colaborado con casi todos los diarios onubenses
El ojo de la aguja
Un viaje por el pasado de Huelva, sus barrios, sus personajes ilustres y anécdotas, además de sus reflexiones sobre el devenir de la sociedad
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