La parada cardiorrespiratoria (PCR) es la situación más grave que puede presentarse en una emergencia y, como tal, precisa de una atención correcta e inmediata para evitar la muerte de la víctima o la posibilidad de que sufra secuelas permanentes. Entre éstas las más frecuentes son las secuelas neurológicas, que están directamente relacionadas con los tiempos superiores a los 10 minutos desde la parada a la reanimación. En España se produce una parada de estas características cada 20 minutos, ocasionando anualmente un número de muertes que supera en más de cuatro veces las originadas por los accidentes de tráfico.
Con el objetivo de disminuir tanto la mortalidad como las secuelas que se derivan de las paradas cardiacas, el Colegio de Médicos imparte desde este próximo lunes y hasta el día 30 un curso sobre Soporte vital avanzado, que incidirá en la importancia de la desfibrilación temprana y de la integración de los diferentes agentes implicados en la cadena de supervivencia.
“Los escalofriantes datos estadísticos y la evidencia de que pueden disminuirse nos hacen pensar que debe considerarse prioritario para la Salud Pública la mejora de la formación de todos los profesionales sanitarios en las técnicas y fundamentos de la RCP”, afirma la doctora Inmaculada Pérez López, médico instructor en soporte vital avanzado y coordinadora del curso, quien señala que “el conocimiento de las técnicas de RCP avanzadas por diversos colectivos médicos genera un beneficio indiscutible al mejorar el pronóstico de supervivencia de las paradas cardiacas”.
A lo largo de las cinco sesiones formativas en las que se estructura el curso se hará hincapié en los conocimientos y destrezas necesarios para poder realizar una primera atención cualificada de la parada cardiaca: identificar de manera rápida una parada cardiorrespiratoria, conocer la cadena de supervivencia y todos sus eslabones, conocer y emplear técnicas como canalizar una vía venosa, aislar la vía aérea, identificar las arritmias graves y aplicarles su tratamiento correcto, ya sea eléctrico o farmacológico, entre otras estrategias.
Hace más de 40 años que las técnicas actuales de resucitación cardiopulmonar (RCP) se introdujeron en la práctica médica. No obstante, en España como en la mayoría de los países europeos, la carencia de su enseñanza reglada, de forma generalizada, durante la Licenciatura de Medicina, la Diplomatura de Enfermería y en los Programas de Formación de Postgraduados (MIR) ha conllevado que, en la práctica, todavía estas maniobras sean patrimonio casi exclusivo de los médicos intensivistas o de los que se dedican al campo de las urgencias. En el medio extrahospitalario, la parada cardiaca, de carácter inesperado, es un problema de primera magnitud.
Es fundamental fomentar el número único de emergencias 112 para que toda la población lo aprenda, lo memorice y lo use. Lamentablemente si se realizara una encuesta habría un bajo porcentaje de personas que lo conocen.
Es también una prioridad conseguir que un porcentaje alto de la población aprenda y aplique técnicas de reanimación básicas.
Fuerzas policiales, de vigilancia y bomberos deberían estar capacitados y contar con desfibriladores semiautomáticos para su utilización.
Los desfibriladores también deberían estar disponibles, y con personal adiestrado, en lugares con mucha afluencia de público como empresas, hoteles, centros comerciales, estadios y edificios públicos para ser utilizados antes de la llegada del personal profesional de emergencia.
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