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Sábado 23/11/2024
 

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El ?sí? a los clérigos anglicanos casados no derogará el celibato

El Vaticano decidirá ?caso por caso? la admisión de clérigos anglicanos casados como sacerdotes católicos, a lo que no podrán aspirar los divorciados, y tampoco podrán volver a la unión con la Iglesia de Roma los curas católicos pasados a la Comunión Anglicana.

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  • El papa Benedicto XVI saluda a los fieles durante una visita ayer a la ciudad italiana de Brescia. -
El Vaticano decidirá “caso por caso” la admisión de clérigos anglicanos casados como sacerdotes católicos, a lo que no podrán aspirar los divorciados, y tampoco podrán volver a la unión con la Iglesia de Roma los curas católicos pasados a la Comunión Anglicana.

La presencia de clérigos anglicanos casados convertidos al catolicismo no supone cambio alguno en la normativa de la Iglesia católica sobre la exigencia del celibato sacerdotal.

Así lo señala la Constitución Apostólica (norma de máximo rango) Anglicanorum coetibus aprobada por la Santa Sede para acoger a los fieles tradicionalistas anglicanos contrarios a las medidas demasiado aperturistas de la Comunión Anglicana, como la ordenación de mujeres y de homosexuales como obispos, y publicada ayer.

Anglicanorum coetibus (Para los grupos anglicanos) lleva como fecha de promulgación el 4 de noviembre y, según la Santa Sede, el documento “abre un nuevo camino” en la promoción de la unidad de los cristianos y se coloca en “total armonía con el compromiso ecuménico”.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, precisó que no se trata de una iniciativa “cuyo origen sea la Santa Sede, sino de una respuesta generosa” del papa Benedicto XVI “a la legítima aspiración de esos grupos anglicanos”.

La Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus prevé la creación de Ordinariatos Personales (como los Ordinariatos Militares) que permitirán a esos grupos entrar en la plena comunión (unidad) con la Iglesia de Roma, conservando al mismo tiempo elementos del patrimonio espiritual y litúrgico anglicano.

“La posibilidad prevista en dicha Constitución de la presencia de clérigos casados en los Ordinariatos Personales no significa en modo alguno un cambio en la disciplina de la Iglesia en lo referente al celibato sacerdotal”, precisó el Vaticano.
El celibato, para la Santa Sede, sigue siendo “señal y estímulo de la caridad pastoral”.

El Vaticano añadió que por “regla general”, los Ordinariatos sólo admitirán al sacerdocio a hombres célibes, aunque teniendo en cuenta la tradición anglicana podrán pedir al Papa la admisión como curas católicos a clérigos anglicanos casados, tras analizar los casos “uno a uno y después de un proceso de discernimiento y la aprobación de la Santa Sede”.

“Aquellos que fueron ordenados en la Iglesia católica y se pasaron a la Comunión Anglicana no pueden ser admitidos al ejercicio del ministerio sagrado. Los clérigos anglicanos que se encuentren en situación matrimonial irregular no podrán ser admitidos a las órdenes sagradas en el Ordinariato”, preciso el documento vaticano.

Con esa precisión sobre los curas católicos, el Vaticano cierra las puertas a aquellos que puedan pensar en pasarse del catolicismo al anglicanismo y después volver para burlar el celibato.

Los seminaristas de rito anglicano pasados al catolicismo se formarán junto con los seminaristas diocesanos y en plena armonía con la tradición católica.

La Constitución Apostólica contempla que el jefe del Ordinariato pueda ser un sacerdote o un obispo casado. En este caso, el prelado sería ordenado presbítero católico, pero no obispo.

Y es que por “razones históricas y ecuménicas”, según la Santa Sede, tanto la Iglesia Católica como la Ortodoxa (que sí acepta los curas casados) no permiten la ordenación de hombres casados como obispos. Los prelados anglicanos célibes podrán pedir a la Santa Sede utilizar el emblema episcopal católico.

Sobre el número de “católicos de rito anglicano” que se pasarán a Roma, se desconoce, aunque según fuentes vaticanas puede rondar sobre el medio millón.

Según el cardenal William Levada, prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, entre 30 y 50 obispos anglicanos y un centenar de parroquias han mostrado su deseo de volver a la Iglesia de Roma, que abandonaron en 1534 cuando el rey inglés Enrique VIII no logró del papa Clemente VII la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón y creó la Iglesia de Inglaterra, de la que se proclamó jefe.

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