Hace cinco años en la capital gaditana se afanaban por conocer la gente que había podido consumir bocadillos de tortillas de un bar situado junto al mercado central que estaba provocando casos de salmonelosis entre los clientes. La cifra se saldó con más de 150 personas intoxicadas, 60 de ellas con necesidad de ingresos hospitalarios, y un fallecimiento con patologías previas. El caso se encuentra a la espera de juicio con un único imputado, el cocinero del local.
Tanto para el dueño del bar como para el vendedor de los huevos, pertenecientes a una granja de Chiclana, el Juzgado dictó el sobreseimiento del caso, tras no considerar como la causa determinante del brote el contagio del huevo, recordando además que "todos los responsables de establecimientos en los que se vendieron huevos procedentes de la granja no sufrieron consecuencias por el brote".
Así, el Juzgado apunta como presunto responsable directo al cocinero, para el que Fiscalía pide por un supuesto delito contra la salud pública por imprudencia, un presunto delito de homicidio por imprudencia grave profesional y 96 de lesiones una pena de cuatro años de prisión.
El informe de la Consejería de Salud apuntaba a "graves irregularidades en la manipulación de los huevos que incumplían las normas, destacando la limpieza y el almacenamiento de las tortillas en cuestión".
Por su parte, la Fiscalía sostiene que el cocinero utilizó un barreño de los que se empleaban habitualmente para el transporte de la vajilla sucia, donde mezcló los huevos con las patatas que había cortado su compañera "sin usar guantes ni lavarse previamente las manos". El caso, tras una instrucción larga, espera ya fecha para la celebración de la vista oral.
