Un total de 23 alumnos toma parte en el Taller de Aprendizaje de Alfarería Femenina Rifeña, que se desarrolla desde hoy y hasta el viernes en el Centro Transfronterizo Fábrica de la Luz. El objetivo de este curso es dar a conocer el proceso productivo de esta alfarería, tanto desde un punto de vista teórico, como fundamentalmente práctico, ya que los participantes tienen la oportunidad de contar con la presencia de dos alfareras, Fatima y Sfía, que llegan desde la aldea de Slit (Ouezzane, Marruecos), para enseñar a modelar y pintar las vasijas, tal y como ellas la realizan cada año tras la llegada del estío.
Además, se pretende que los alumnos aprendan las técnicas de elaboración y decoración de la alfarería femenina modelada a mano del Rif (Marruecos). Esta forma de la artesanía alfarera conecta con la vida y costumbres ancestrales de ambas orillas de Mediterráneo
En la inauguración de este taller ha estado presente el delegado municipal de Fomento, Adrián Sánchez, que ha destacado la importancia de esta iniciativa porque fomenta la cooperación entre países, “en unos tiempos en los que debemos de pelear por eliminar las fronteras en vez de pintarlas y aunar esfuerzos entre los pueblos, porque somos los que convivimos en el día a día”. Además, ha explicado que “este taller trata de dar a conocer el estudio etnoarqueológico, cuyo objetivo es el empoderamiento de las mujeres alfareras del Rif y el trabajo que todas ellas realizan”.
“Es una alfarería modelada a mano (sin torno) con una variedad de formas y decorada con pigmentos naturales con una gran diversidad de motivos que son símbolos de identidad de cada una de las tribus que habitan esta zona geográfica. Además, la intención es que este trabajo se reconozca y estas alfareras sean tratadas como artistas”, ha destacado la delegado.
La alfarería femenina del Rif tiene en la actualidad un valor cultural y antropológico incalculable. La necesidad de elaboración de vasijas para el consumo y producción alimenticia, junto con el marcado aislamiento de las tribus bereberes que son sus artífices, han promovido un desarrollo y pervivencia de tradiciones alfareras ancestrales en esta cadena montañosa del norte de Marruecos, de tal forma que podemos afirmar que hunden sus raíces en el periodo neolítico, y que han permanecido inalterables hasta nuestros días.
