Precisamente ayer se supo que la muerte se debió a una bala que rebotó antes de alcanzar al menor.
“Gobierno asesinos”, coreaban enfurecidos los manifestantes congregados ante el Parlamento. Miles de personas marcharon hasta la sede parlamentaria en una concentración convocada por los sindicatos en protesta por las políticas económicas y sociales del Gobierno, que rápidamente se tornó violenta.
La Policía lanzó gases lacrimógenos contra los manifestantes, que respondieron lanzando piedras, botellas y palos.
El opositor Partido Socialista (Pasok) ha denunciado que el Gobierno del conservador Costas Karamanlis, que tiene sólo una mayoría de un escaño y va por detrás en las encuestas, ha perdido la confianza de la población, por lo que le ha reclamado que dimita y convoque elecciones anticipadas.
“La participación en la huelga es total, el país se encuentra paralizado”, afirmó Stathis Anestis, portavoz del sindicato GSEE, que ha convocado la huelga general de 24 horas.
Tanto los vuelos domésticos como internacionales permanecieron ayer en tierra, los bancos y las escuelas están cerrados, y los hospitales están funcionando con servicios de emergencia, ya que cientos de miles de griegos no acudieron ayer a sus puestos de trabajo.
Los sindicados aseguran que las privatizaciones, las subidas de impuestos y la reforma de las pensiones han empeorado las condiciones, especialmente para la quinta parte de los griegos que viven por debajo del umbral de la pobreza.
Karamanlis, que llegó al poder en medio de la euforia de los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, hizo un llamamiento a la unidad a los líderes políticos e instó a los sindicatos a que desconvocaran la protesta de ayer, pero sus peticiones fueron rechazadas por la oposición.
“El y su Gobierno son responsables de la extendida crisis que el país, la sociedad griega está experimentando”, afirmó el portavoz del Pasok, George Papakonstantinou.
Por otra parte, un agente ha sido acusado de asesinato por los disparos que acabaron con la vida de Alexandros Grigoropoulos, de 15 años, durante una manifestación en el barrio ateniense de Exarquia el sábado.
El policía había asegurado en todo momento que realizó disparos al aire, pero los testigos aseguraban que había apuntado directamente al joven.
Sin embargo, su abogado vino a confirmar ayer su versión, asegurando que el análisis balístico realizado ha demostrado que el menor falleció por el impacto de una bala rebotada.
“La investigación muestra que fue una bala rebotada (...) al final, fue un accidente” afirmó el letrado, Alexis Kougias, en declaraciones a Reuters. El informe balístico todavía no ha sido publicado oficialmente.