En seis días, el marido de la desaparecida Ana María Knezevich recorrió unos 7.677 kilómetros -de Belgrado a Madrid y viceversa- a bordo de un coche de alquiler para acabar presuntamente con la vida de su mujer y se deshizo del cuerpo en algún punto del viaje de vuelta.
Cuando se han cumplido ya cuatro meses de su desaparición, la Policía Nacional sigue rastreando las inmediaciones de las carreteras por las que pasó David Knezevich, que abarcan las provincias de Madrid, Guadalajara, Soria y Zaragoza, para tratar de encontrar cualquier pista que les conduzca hasta su paradero.
Según consta en el sumario del caso, al que ha tenido acceso EFE, el sospechoso, quien fue arrestado en Miami (Florida, Estados Unidos) y permanece en prisión provisional, cruzó la frontera entre su Serbia natal y Croacia la tarde del 30 de enero a bordo de un Peugot 308 de color azul alquilado.
Tiempo más que suficiente, calculan los investigadores, para llegar a Madrid dos días después, hacer las compras necesarias para perpetrar el crimen -espray negro para tapar las cámaras de vigilancia, un casco de moto para ocultar su rostro- y plantarse en casa de su esposa la tarde del 2 de febrero.
Sobre las 18:00 horas de ese día los agentes sitúan el coche en el número 67 de la calle Francisco de Silvela. La desaparecida vivía, también de alquiler, en el portal 65, del que el sospechoso entró y salió cargando una maleta en la que supuestamente metió el cadáver de Ana María.
La siguiente ocasión en que las cámaras de tráfico captaron el coche fue entrada la madrugada del día siguiente en la M-30, ya en pleno viaje de regreso. En todo momento el posicionamiento del teléfono del sospechoso coincidió con el del Peugot.
Continuó por la autopista R-2, donde se le localizó en el peaje del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y en las inmediaciones de las localidades de Aljavir (Madrid) y Taracena (Guadalajara).
Después cambió a la autovía A-2, que transcurre en paralelo a la anterior, y entre las 2:10 y las 4:01 de la madrugada pasó por Sigüenza (aún en Guadalajara), Medinaceli (Soria) y Zaragoza.
En varios de estos puntos la Policía Nacional, con la colaboración del FBI, ha centrado la búsqueda del cadáver, la maleta o cualquier otro vestigio que pueda arrojar luz sobre el paradero de Ana María, de momento sin éxito.
Aunque a partir de la capital aragonesa el seguimiento que consta en el sumario es menos exhaustivo, es posible que cruzara a Francia por el paso fronterizo de la Junquera (Girona) -como hizo en el viaje de ida- y prosiguiera el camino hasta regresar a Serbia el 5 de febrero.
Dos matrículas robadas para despistar
Los investigadores de la Policía Nacional han tratado de seguirle el rastro fuera del territorio español y para ello contactaron con las autoridades de Francia, Italia y Eslovenia, países de paso en el trayecto más corto entre Madrid y Belgrado, el que creen que realizó el sospechoso.
No obstante, ninguna de las policías de los mencionados países encontraron registros que acreditasen el paso de David Knezevich por su territorio, ni a través de las cámaras de tráfico ni revisando lugares en los que podría haberse alojado.
Y es que, para tratar de pasar desapercibido y complicar las investigaciones policiales, empleó dos matrículas sustraídas, una serbia de un Toyota Yaris en Belgrado y otra española de un Ford Mondeo en Alcalá de Henares (Madrid).
Con la primera entró en territorio español, pero no tardó en cambiarla por la segunda, con la que supuestamente se desplazó hasta el lugar del crimen y huyó del país, aunque se desconoce si volvió a intercambiarlas.
No es hasta el 5 de febrero cuando vuelve a cruzar a Serbia por el puesto fronterizo de Batrovei y el Peugot es captado por última vez con David a bordo.
Aunque estaba previsto que devolviera el coche el 23 de febrero, llamó al responsable de la empresa para avisar que alargaría el alquiler hasta el 15 de marzo. Ese día, el cuentakilómetros marcaba 84.730 kilómetros, 7.677 más que antes de que pasase por manos de David.
De esos, unos 5.400 kilómetros corresponden al viaje de seis días entre Belgrado y Madrid y viceversa, siempre que tomara el camino más corto. Lo que hizo entre que regresó a Serbia y devolvió el turismo es una incógnita.
Según contó el dueño de la empresa de alquiler de coches a la policía serbia, el vehículo fue devuelto con rasguños en un lateral, sin las pegatinas identificativas, con los cristales tintados y con los marcos de las matrículas reemplazados.
La jueza española que instruye la causa ha solicitado a la Fiscalía serbia autorización para que varios agentes de la Policía Nacional se desplacen hasta Belgrado y puedan inspeccionar el vehículo y extraer toda su información digital con la esperanza de obtener más datos sobre el viaje y así, posiblemente, dar con el cuerpo de Ana María.