El Museo de Bellas Artes de Córdoba, gestionado por la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, ha inaugurado este miércoles la exposición ‘Mateo Inurria. Retratos’, en la que, a través de 29 esculturas y una serie de fotografías y dibujos, se analiza el retrato en la producción del artista, sumándose así el museo a la programación del centenario de la muerte del escultor cordobés Mateo Inurria (1867-1924).
La exposición, que podrá visitarse a partir de este mismo miércoles, reúne una selección de las mejores obras del escultor de los fondos de la pinacoteca cordobesa, institución que alberga la mayor colección existente de esculturas, dibujos y otros enseres de Inurria, de cuyo fallecimiento se cumplieron el pasado 21 de febrero los 100 años. Ahora, coincidiendo con el año de esta efeméride la pinacoteca cordobesa ha programado la primera exposición sobre esta temática del escultor nacido en la calle Alfaros de Córdoba.
La propuesta expositiva del Bellas Artes gira en torno al retrato, a cómo el rostro humano está presente en la obra del escultor, tanto en piezas escultóricas como en dibujos o instantáneas. De este modo, junto a las 29 esculturas, se muestran fotografías referidas a obras cuyo paradero es desconocido o forman parte de monumentos conmemorativos, lo que hace imposible su presencia en sala. La mayoría de estas imágenes pertenecen al archivo personal de Inurria, convirtiéndo la muestra en un evento de enorme valor para la comprensión y valoración de su obra.
A este respecto, el delegado territorial de Turismo, Cultura y Deporte, Eduardo Lucena, ha resaltado que, "con esta exposición, el Museo de Bellas Artes reafirma su compromiso con la figura del inmortal escultor cordobés, así como con su misión de preservar, investigar y difundir los valores culturales que encarnan sus producciones".
La muestra está comisariada por uno de los mayores especialistas en la obra del escultor, Ramón Montes, quien ha reconocido su "enamoramiento" por la obra de Mateo Inurria desde sus once años, "fruto de la lujuria y de la estética", en sus "visitas al Museo de Julio Romero de Torres y al antiguo Museo de Bellas Artes, y en la sala de Mateo Inurria lo primero que vimos fue las tres edades de la mujer, esa magnífica obra. Con el paso del tiempo, hice la tesis doctoral sobre Mateo Inurria y me he pasado más de una década trabajando la colección del museo".
En ‘Mateo Inurria. Retratos’ las piezas se articularán en cuatro bloques temáticos: 'Tipismo', 'Idealización',' Retratos Oersonales' y 'Retratos en Monumentos Conmemorativos'. En el primero, en 'Tipismo', se exhiben piezas como ‘Busto de Lagartijo’ (1903), ‘Gitana’ (1911) -la última adquisición del escultor en el Bellas Artes de Córdoba- o ‘Lobo de mar’ (1903), esculturas que presentan características antropológicas singulares, tanto etnográficas, como laborales.
En el apartado, 'Idealización', se muestran nueve esculturas y diez fotografías en las que Inurria refleja personajes idealizados, ya sea por referirse a personajes históricos, como la ‘Cabeza del Gran Capitán’ (1915); literarios, como el ‘Busto de Séneca’ (1885); religiosos, como el ‘Busto del Cristo del Perdón’ (1923)- o representativos de valores estéticos, como ‘Ensueño’ (1922) o ‘Sensualidad’ (1915).
En el bloque de ‘Retratos personales’, el más numeroso de los cuatro apartados, se exhiben 13 esculturales y cinco fotografías, que responden a personalidades concretas, que van desde su círculo personal hasta personajes del mundo de la política, la tauromaquia, la literatura o el periodismo.
En este apartado se muestran los bustos de ‘Rafael Luque y Lubián’ (1885) -en yeso patinado-, el de ‘Antonio Terroba’ (1899), los de ‘Conchita Montoya’ (1915), los de ‘Luisita Montoya ‘(1915) o José María Montoya’ (1903), además de un relieve de ‘Pío Baroja’ (1901), junto a ‘Cabeza de mujer’ (1887) o la obra ‘Ella’, de 1913, realizada en arcilla sin cocer. Y junto a estas obras se sitúan las instantáneas de los bustos de Antonio Fernández Grilo (1896), de Teodora Zuloaga (1912-14), de Eduardo Saavedra y Moragas (1916), de María (1915-20) o del busto de José María Montoya (1903).
En la exposición ‘Mateo Inurria. Retratos’ se ofrece, además, una interesante colección de fotografías sobre ‘Retratos en los monumentos’, el último bloque temático, en el que se incluyen dos esculturas: ‘Cabeza del Gran Capitán’ (1915) -en mármol blanco- y el busto de Eduardo Rosales (1922) -en yeso satinado-.
En las instantáneas el escultor invita a un recorrido por el panteón de Ricardo Ortiz Villalón, ubicado en Cabra (Córdoba) -donde capta el busto de Ortiz Villalón-; la Iglesia de San Isidro Labrador, en Hinojosa del Duque, donde fotografía la lápida funeraria de Julián Díaz García; el cementerio de Nuestra Señora de la Salud de Córdoba, donde toma la foto del Panteón de la Familia Junguito, o los jardines de Saconne, en la Línea de la Concepción (Cádiz), donde inmortalizó con su cámara el busto de Luis Ramírez Galuzo, en 1922.