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Jueves 21/11/2024
 

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El abogado de los padres del soldado fallecido en Cerro Muriano pedirá más diligencias

También investigar la base

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  • Comparecencia del abogado Luis Romero. -

El abogado de la familia del soldado Carlos León Rico, natural de El Viso del Alcor y fallecido en diciembre junto con el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, natural de Adamuz, en unas maniobras en la base de Cerro Muriano; ha valorado el auto del Juzgado Togado Central Número Dos que acuerda el procesamiento del capitán Zúñiga, el teniente Tato; el sargento Castroviejo, el teniente coronel Zanfaño, el comandante Velasco y el coronel Navarro.

Según el abogado penalista y doctor en Derecho Luis Romero, que representa a la familia del difunto soldado, el citado auto confirma su tesis, como acusación particular, respecto a "la grave negligencia, descontrol y falta de organización y de las medidas de seguridad más elementales el 21 de diciembre de 2023" en la citada base.

Además, ha anunciado que recurrirá el auto en demanda de nuevas diligencias y que pedirá investigar "a fondo la base de Cerro Muriano, que se intenta poner de ejemplo como base modélica".

"Desgraciadamente, este accidente ha dejado al descubierto que en el ejército de Tierra similares sucesos pueden acontecer nuevamente, pues a los recortes del Ministerio de Defensa se unen la falta de cuidado y supervisión de oficiales y jefes", destaca.

En este auto, dicha instancia judicial atribuye al capitán Zúñiga, el teniente Tato; el sargento Castroviejo, el teniente coronel Zanfaño y el comandante Velasco, merced al Código Penal Militar, dos presuntos delitos consumados contra los deberes del servicio y dos delitos más del mismo tipo, pero en grado de tentativa; mientras al coronel Navarro le achaca un presunto delito de incumplimiento de los deberes inherentes al mando.

En el auto, el Juzgado Togado Central Número Dos explica que los hechos abordados son "una práctica de paso o cruce táctico de río en el pantano de Casa Mata, dentro del campo de maniobras de Cerro Muriano", que según el plan inicial elaborado por el capitán Zúñiga sería realizada el viernes 22 de diciembre de 2023; si bien finalmente dicho mando optó por adelantar este ejercicio al día 21.

El capitán, según el auto, ordenó después al sargento Castroviejo "la colocación de una cuerda que atravesase el pantano situado en Casa Mata, explicándole que quería que no se hiciese píe, para tener que realizar el cruce como una práctica de flotabilidad".

LA CUERDA DEL EJERCICIO

Tras quedar el sargento encargado del asunto, el mismo habría organizado la instalación de "una cuerda dinámica anclada a ambos extremos de la parte central del pantano, en dos encinas gruesas, con una longitud de 130 metros"; trasladándole un soldado del área de logística "que por su experiencia le parecía poco adecuado realizar este ejercicio por personal del programa básico de instrucción, ya que todo el trayecto tenía mucha profundidad, contestándole el sargento que él tampoco lo veía claro, pero que cumplía órdenes del capitán".

El día 21 de diciembre de 2023, antes del ejercicio, según el auto, el capitán revisó el estado de la cuerda en la zona de entrada y salida de la misma y le dio el visto bueno y a continuación, "se actuó conforme a lo planificado por el capitán Zúñiga".

"La temperatura exterior aproximadamente a las 08,30 horas era de 4,3 grados centígrados. Cuando (los efectivos de la tropa) llegaron a las proximidades del pantano Casa Mata, se quitaron el chaleco anti fragmentos, y alguna ropa de abrigo, además de los elementos electrónicos, gafas de visión nocturna y los tubos de simulación de lanzagranadas, aligerando así el equipo y dejando estos elementos en el camión de transporte. Sin embargo, la sección mandada por el teniente Tato, continuó portando dentro de la mochila, la mina de instrucción que se les había asignado, cuyo peso es superior a tres kilos, debido a que se habían retrasado al hacer las mochilas", detalla el auto.

El capitán y el teniente, según el auto, "explicaron el ejercicio a realizar a toda la compañía, indicando verbalmente cómo tenían que cruzar el lago por su zona central, con casco y botas, y cómo se portaba la mochila y el fusil", exponiendo "que la cuerda era un elemento a utilizar en caso de extrema necesidad, pero que deberían progresar por sus medios", así como "que la mochila servía como elemento de flotabilidad".

"El grupo comenzó animándose con gritos de apoyo para sobrellevar el frío extremo de la temperatura del agua, pero a los pocos minutos se produjo una situación desordenada", con los efectivos moviéndose "de una forma anárquica tropezándose y adelantándose"; pues "los soldados, en cuanto llevaban unos minutos en el agua, se sentían superados por la situación", relata el auto, destacando que las mochilas "no servían" como ayuda para la flotabilidad, toda vez que el "frío extremo "les dificultaba incluso la respiración".

"PÁNICO Y DESESPERACIÓN"

Fruto de ello, según el relato judicial, los efectivos cayeron "en un estado de pánico al temer seriamente por su vida; comenzaron a pedir socorro, a decir que se ahogaban, agarrarse a la cuerda y a pedir ayuda de forma desesperada".

"La situación generada fue de auténtico caos, sobre todo porque la cuerda, al recibir el peso de varias personas, se hundió completamente y no les auxiliaba", indica el auto; agregando que "los soldados que fueron rescatados presentaban síntomas de hipotermia" y que "el capitán ordenó soltar la cuerda, lo que se realizó en una de las orillas del pantano y se utilizó como elemento de arrastre de alguno de los soldados que estaban en la zona profunda y no eran capaces de alcanzar la orilla".

El capitán, según el relato judicial, "daba gritos e instrucciones acerca pero sus indicaciones resultaban ininteligibles y contradictorias, ya que les gritaba, que se soltasen de la cuerda, que nadasen, que usasen la mochila, que socorriesen a los compañeros, y también que se soltase la cuerda", toda vez que este mando "únicamente se introdujo en el agua cuando tuvo conocimiento de que el cabo Jiménez había desaparecido, realizando una búsqueda infructuosa, cuando prácticamente ya no quedaba nadie en el agua.

"Fue después de un buen tiempo, cuando se había realizado el recuento de novedades en el vivac, cuando se percataron de que también había desaparecido el soldado Carlos León Rico", añade el auto, exponiendo que el cabo Jiménez y el soldado León Rico fallecieron por "síndrome anóxico por sumersión"; mientras otros dos efectivos necesitaron asistencia sanitaria por síntomas de hipotermia.

SIN MEDIOS PREVENTIVOS

En el lugar del ejercicio, según remarca el juzgado, "no había ningún medio de flotabilidad auxiliar, ningún tipo de salvavidas, flotador o lancha neumática, ni personal equipado para hacer rescates en el agua ni la ambulancia en las orillas del pantano"; mientras los efectivos "desconocían las características del mismo, ni por dónde se iba a cruzar, desconocían la profundidad y no habían realizado ninguna práctica de soltura acuática con anterioridad ni se les había facilitado ningún chaleco de flotabilidad, ni bolsa estanca".

El auto señala además que esa tarde, el capitán "reunió a la compañía y les explicó que lo ocurrido eran cosas 'de la mili' y que no hablasen con los periodistas".

Según el auto, el teniente coronel Zanfaño "examinó el programa elaborado por el Capitán, pero no valoró las condiciones de ejecución de las actividades desarrolladas en el mismo ni supervisó la actividad de cruce táctico de río, pese a ser el jefe de plana del regimiento.

El comandante Velasco, de su lado, pidió al capitán "toda la documentación referente al plan básico de instrucción y examinó la misma y su respeto a la normativa", pero "no le pidió ningún tipo de explicación acerca de la ejecución de los ejercicios a realizar porque consideraba que es responsabilidad del Capitán al mando; mientras el coronel Navarro "no le pidió ninguna explicación acerca de los ejercicios planificados".

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