Susana Díaz ha pasado a la historia de la autonomía andaluza como la dirigente que perdió para el PSOE la presidencia de la Junta de Andalucía. El electorado le castigó -fue la lista más votada, pero fue una victoria estéril porque no le permitió gobernar- por la erosión de los 40 años de gobiernos socialistas, por sus devaneos con la política nacional, pero, sobre todo, por su mala gestión en la sanidad y en otras competencias de su gobierno. El presidente Juan Manuel Moreno que ha emulado al PSOE en sus mensajes andalucista, municipalista, ecologista y del agravio permanente, bien haría en no mimetizar también esa mala gestión porque los ciudadanos tarde o temprano volverían a castigarlo.

No debe minusvalorar el inquilino de San Telmo las crecientes vías de agua que cada vez arrojan el líquido elemento con mayor fuerza. La sanidad pública andaluza investigada en los juzgados por los contratos de emergencia y denunciada por Marea Blanca ante la Fiscalía por su deterioro asistencial con listas de espera escandalosas, muy por encima de la demora del resto de comunidades del país. Y siguen echándole las culpas a la infrafinanciación que sufre Andalucía pese a presumir de haber invertido en la sanidad más que ningún gobierno, mientras el malestar de los pacientes aumenta.

Otras listas de espera tremendas y también muy por encima de la media nacional son las de la Dependencia con la oposición, los sindicatos y los trabajadores públicos en pie de guerra por la gestión del Gobierno andaluz. También en educación hay quejas por el progresivo deterioro de la enseñanza pública con cierre de unidades sin que la ratio esté reduciéndose a la misma velocidad. Y las universidades públicas asfixiadas económicamente mientras conceden autorizaciones a universidades privadas, algunas de dudosa consistencia.

En fin, servicios básicos del Estado del Bienestar que costaron muchos disgustos y el gobierno a Susana Díaz. Seis años después, el presidente Moreno sigue esgrimiendo la herencia recibida y el mantra de que los socialistas lo hacían peor. No entraré aquí en una estéril guerra de cifras. Sólo diré que ya el PSOE pagó por su mala gestión y que al PP podría pasarle lo mismo porque mirar por el retrovisor ya no cuela y echarle la culpa a Pedro Sánchez por todo es sólo un catalizador para tus seguidores, pero no lo será siempre para la gran mayoría de votantes moderados que hay en Andalucía que demandan mejores servicios públicos.