Imbuidos por la feria, por exigencias del guion lúdico y, sobre todo, porque nos sobran los motivos para preferir evasiones de ficción –siquiera sean baratas- a la cruda realidad de diario, las incompatibilidades parlamentarias, los presupuestos de tirios y troyanos –del Estado y de la Junta- y el miedo al contagio delébola quedan relegados al breve espacio en que leemos el periódico, escuchamos el noticiario o vemos el telediario. Lo mejor de la feria son los paréntesis almibarados: esa especie de vahído sociológico dulzón en que los relojes no marcan las horas, los jefes son menos jefes, las estrecheces se antojan una oda a la luz al final del túnel y tus labios de fresa, ay, una bendita –e inevitable- perdición.Llueve sobre mojado, pero no importa mientras el drenaje, el toldo y el ánimo aguanten. No hay San Lucas que se precie sin cielos grisáceos e inclemencias, soles revividos que tornan las tardes resplandecientes de ordinarias razones para abandonar transitoriamente la rutina y sumirse en un bullicio con olor a prisas, fritangas y alcohol. San Lucas es el remedio consuetudinario de todos los males generados por la crisis: más empleo, más consumo, más ganas de salir. ¿Qué más se puede pedir? San Lucas, en el fondo, se erige en chute de adrenalina, hemorragia de autoestima y canto a la alegría de seguir con ganas de feria, a pesar de los pesares.
En ese contexto, con ese panorama, la crónica política de la semana subraya la fecha del jueves, vísperas del segundo gran fin de semana de la feria, como el día en que comenzará a hacerse efectivo el anticipo de las ayudas del pago único a agricultores y ganaderos. Alivio de luto ante la perspectiva de una campaña oleícola menguada, lo que obligará a recuperar con toda intensidad la demanda socio-laboral de hace dos años: planes de empleo que palíen la escasa demanda de mano de obra en los tajos olivareros y reducción o eliminación de la exigencia estatal de 35 peonadas para tener derecho al subsidio agrario. Al respecto, obviamente, gobernando el PP las Españas, la derecha local prefiere no pronunciarse. Resulta bastante más recurrente, en cambio, sacar a colación la falta de partidas inversoras provincializadas en el proyecto de Presupuestos de la Junta 2015, “oscurantismo”, aunque el avance de los Presupuestos del Estado 2015 para Jaén, anunciado solo unos días antes, nos deje con la misma cara de siempre de ceros a la izquierda y convidados de piedra.
Si no quieren dar más cuartos a Podemos, al pregonero del ocaso de las castas, no debiera de repetirse por Jaén el fútil carrusel/tiovivo de comparecencias de viejos funcionarios de los dos principales partidos, como el más reciente del socialista Luciano Alonso y del popular Gabino Puche, insultando a la inteligencia del respetable a propósito de la inminencia de las obras del Museo Ibero o de la apuesta real del Gobierno Rajoy por las carreteras jiennenses, respectivamente. Alguien tendría que decirles que si es para contar milongas, de lo que viene presupuestándose sin ejecución, año tras año, mejor que omitan toda referencia, y limiten sus visitas oficiales a días de fiesta como los actuales en que cada cual habla de la feria según le va en ella, dando vueltas y más vueltas sin comprometerse a nada, aunque cuidándose mucho de mentar la soga en la casa del ahorcado.
¿Fantasmagorías?
Formación. De aquellos polvos, estos lodos. Se rasgan las vestiduras, hoy, señalando al ex consejero de la Junta Ángel Ojeda y a laUgt, pero se niegan a escudriñar/investigar el pasado reciente de infinidad de centros de estudios y organizaciones de empresarios y trabajadores que hicieron de la formación el sostén básico para sufragar todo tipo de gastos de funcionamiento. En Jaén se recuerda, sobre todo, allá por principios de los 90, al titular de una academia y a los técnicos patronales y sindicales que consensuaron un sistema estable de financiación a partir de cursos, alumnos y material didáctico inexistentes. La pieza clave en el entramado pasó a mejor vida, retirado y enriquecido, mientras el resto del reparto respeta escrupulosamente el pacto de silencio contraído. A buen entendedor… No eran gigantes, sino molinos de viento.
Alcaldable. Fernández de Moya se mantiene en sus trece: hasta noviembre no revelará sus últimas intenciones electorales. Moreno Bonilla no le fuerza a pronunciarse ya, ni enaltece su capacidad para el desempeño de más altas encomiendas. Márquez era el saludable camino de en medio entre los derechos adquiridos de García Anguita y las ambiciones legítimas de Contreras. Pero si José Enrique, harto improbable, decidiera arrojar la toalla, la gente de Arenas no baraja como alternativa a su trío de ases, sino una transición –tanto en el grupo municipal como en el partido- pilotada por el dúo Miranda/Lillo.