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Miércoles 27/11/2024
 

Narrativa realista

Se sabe que la novela es un género literario de carácter narrativo, que no pertenece al campo real de la Historia al estar considerada como una función imaginativa, aunque la historia también se puede novelar...

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Se sabe que la novela es un género literario de carácter narrativo, que no pertenece al campo real de la Historia al estar considerada como una función imaginativa, aunque la historia también se puede novelar. Y fue Ortega y Gasset quien dijo que la novela podía ser ilusionista o realista. Las ilusionistas son situaciones irreales, más bien ensoñaciones a las que dan lugar los libros llamados de caballería. También está la novela pastoril, la rosa con amores y amoríos, la cortesana, la de aventuras y las folletinescas. Dos mil años antes de la era cristiana ya existía en el país de los faraones narraciones en prosa, que más bien eran relatos breves que tenían como argumentos historias sentimentales o llenas de fantasía, destacando igualmente la India, que tuvo mucha variedad en esa clase de cuentos, siendo de ellos los más populares, el Pachatantra, Calila y Dimna y el Sendelar.

Muchos años después aparece en Francia la novela con la denominación de roman teniendo su auge o mayor desarrollo al inventarse la imprenta, y así nace en España, destacándose El Lazarillo de Tormes, y otras sobre temas parecidos, y a partir de ahí llega Cervantes como un autor genial, siendo en la primer mitad del siglo XIX en donde se inicia con más fuerza la novela con Fernán Caballero y Pedro Antonio de Alarcón, siguiéndoles Benito Pérez Galdós, José María de Pereda y Emilia Pardo Bazán, y así hasta Concha Espina, Pío Baroja y otros de la Generación del 98, dando lugar a las nuevas generaciones, destacando en ellas Camilo José Cela y Miguel Delibes. Más una serie importante de escritores contemporáneos que van saliendo de vez en cuando, y no más porque las editoriales, algunas, no desean publicar novelas de autores desconocidos, aunque éstas sean buenas.

La novela de ficción realista es con la que yo me identifico, que son narraciones que tienen una relación directa con las cosas cotidianas, con las cosas que han sucedido, suceden y pueden suceder en las relaciones entre las personas. La ficción realista se confunde con la vida misma, y dentro de ese género hay bastantes facetas, como son la psicológica, la costumbrista y alguna más.

Digo que todo narrador de ficción realista debe ser psicólogo y sociólogo de alguna manera, porque los temas fundamentales que lleva a sus argumentos son las relaciones de los seres humanos y sus comportamientos, por lo que tiene que definir a varios personajes según sus tendencias y el papel que se le haya adjudicado en la narración, como son las personales normales y las prepotentes, las amables y las egoístas, los ingenuos y los malintencionados, la mujer decente y la que finge serlo, por así convenirle en ciertas circunstancias, también el esquizofrénico y varios de otras características, a los que hay que definirlos como tales, de la manera más acertada posible, al tímido e igualmente al engreído y a los individuos de comportamientos dubitativos, y a los que tienen doble personalidad.

El tema principal tanto de una novela como el de un cuento o relato breve, es el núcleo central alrededor del cual se va desarrollando el argumento con otros elementos secundarios que le son necesarios, haciéndose por el autor un análisis de los caracteres de esos personajes que forma el conjunto y de no estar acertado en sus determinaciones se notaría inmediatamente por el lector asiduo y también por el lector medio.

Escribir un relato de seis a diez folios resulta en su condensación no fácil de construir, pero si el cuento se limita a una extensión de dos a cuatro folios, que para mí son los más interesantes, es entonces cuando el autor tiene que recurrir a su ingenio para poderlo conseguir. Yo en un reto a sí mismo, he escrito bastantes cuentos con una extensión de quince líneas solamente, en donde hay argumento, intriga, personajes, diálogo y un final sorprendente. Y de ese cuento de tan pocas líneas, sin duda alguna que se puede escribir una novela de trescientas páginas.

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