El español Rafael Nadal se tomó su tiempo pero sin tregua venció al alemán Tommy Haas por 6-4, 6-2 y 6-2 en dos horas y cuatro minutos para alcanzar los octavos de final del Abierto de Australia, donde se las verá con su verdugo de hace dos años, el chileno Fernando González.
Feña disputó un duelo épico, hasta la extenuación y tras salvar una bola de partido ante el francés Richard Gasquet le superó por 3-6, 3-6, 7-6 (10), 6-2 y 12-10 después de cuatro horas y nueve minutos.
Así se repetirá el duelo del 2007 en cuartos de final de este abierto, cuando González venció a un Nadal que llegó tocado después de una encarnizada lucha con el británico Andy Murray de casi cinco horas. Feña aprovechó esa circunstancia para desarbolar a Nadal y endosar al de Manacor una derrota que además le dejó tocado físicamente.
Sin dar descanso a su cuerpo y a pesar de que Haas comenzó el partido con ventaja de 2-0, Nadal dominó el encuentro haciéndose amo y señor de la Rod Laver Arena en el último partido de la noche.
El español firmó su victoria a la primera oportunidad con un latigazo de derecha ante Haas, un jugador experimentado en Australia, donde ha alcanzado tres veces las semifinales, en 1999 (ante Yevgeny Kafelnikov), 2002 (Marat Safin) y 2007 (Fernando González).
Pero su hombro, operado en dos ocasiones el mismo año, han hecho del germano un rival más asequible que cuando llegó a ser dos del mundo en febrero del 2002. Y además tuvo enfrente a un jugador capaz de imprimir más velocidad a sus bolas y castigar con una derecha que en esta ocasión sí fue más letal que en el partido contra el croata Roko Karanusic.
Nadal lleva ya tres victorias en este torneo y sin ceder un set.
Por su parte, Verdasco aceleró al máximo, ganó quince juegos seguidos y se vengó del checo Radek Stepanek para colocarse por primera vez en los octavos de final del Abierto de Australia, donde no podrá llegar Nicolás Almagro, derrotado por el francés Gael Monfils.
En una hora y 50 minutos Verdasco superó a Stepanek, vigésimo segundo favorito y su verdugo en la final de Brisbane hace dos semanas, a quien no había ganado antes en tres encuentros, por 6-4, 6-0 y 6-0, protagonizando una reacción poco común.
“Le tengo ganas”, había dicho el madrileño hace dos días, que tras resolver unos problemas en el primero, donde iba abajo 4-3, enfiló la directa y ganó 15 juegos consecutivos en una exhibición total que le ha servido para completar la ronda de octavos en los cuatro grandes del circuito, aunque aún no ha pasado de ahí.
El español se ha metido en octavos sin ceder un set en tres partidos, y dejándose en el camino solo 12 juegos, todo un récord. Ahora se enfrenta con dos desafíos, alcanzar por primera vez los cuartos de un grande y medirse contra el jugador más en forma del momento, el británico Andy Murray, a quien nunca ha ganado en cinco encuentros.
No tuvo tanta fortuna Nicolás Almagro, que fue superado por el francés Gael Monfils por 6-4, 6-3 y 7-5. Gael es el último jugador que ha vencido a Rafael Nadal este año y dominó el partido de principio a fin, gracias a los 43 errores no forzados de Almagro.
No obstante, el español se va de Australia sabiendo que puede hacerlo bien aquí tras viajar los cuatro últimos años y no ganar un solo partido. Esta vez ha ganado dos.
En el cuadro femenino, una española, bien Anabel Medina, bien Carla Suárez, estará de nuevo en los cuartos de final del torneo australiano después de cinco años de espera, en una lucha a muerte que a las dos ilusiona, sabiendo que la que pase podría incluso avanzar mucho más.
La canaria Carla Suárez, 46 del mundo, conservó intactas las emociones después su gran victoria sobre la estadounidense Venus Williams para vencer ayer a su compatriota María José Martínez por 6-1 y 6-4 en 87 minutos y colocarse por primera vez en los octavos de final de este Grand Slam.
Por su parte, Anabel Medina, vigésima primera favorita, se deshizo de la italiana Flavia Pennetta, duodécima cabeza de serie, lesionada en el tobillo derecho, por 6-4 y 6-1 en 73 minutos.
Las dos tienen a tiro avanzar ahora a una ronda en la que se abren las posibilidades después de vencer cada una a la favorita que figuraba por su parte. Carla a Venus Williams el jueves, y Medina ayer a Pennetta. Es una ocasión especial para avanzar en un torneo que nunca ha sido ganado por el tenis español, ni en chicas ni en chicos.
Arantxa Sánchez Vicario disputó dos finales consecutivas, en 1994 ante la alemana Steffi Graf y en 1995 contra la francesa Mary Pierce, y tres años después Conchita perdió ante la suiza Martina Hingis. En 2003 Virginia Ruano fue la última que llegó a cuartos.
Es lógico que, rivalidad aparte, las dos estén contentas porque sea cual fuere el resultado habrá una española en cuartos. Pero ambas tienen claro que, sea quien sea, las comparaciones con las dos mejores raquetas que ha dado el tenis español femenino no tienen sentido.
“Lo que hicieron Arantxa y Conchita no se nos puede exigir a nosotras”, señaló Medina, “porque Arantxa con 16 años había ganado Roland Garros. Son gente que han nacido para ello y han ganado Grand Slams. Nos han puesto el listón muy alto, y eso no lo vamos a poder hacer, a día de hoy, las que estamos”, señaló Anabel.
Fuera Venus y Pennetta, la que gane del duelo de españolas puede tener un camino asequible, contra la eslovaca Dominika Cibulkova, decimoctava favorita, o la rusa Elena Dementieva, cuarta, en la frontera de cuartos.