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Miércoles 27/11/2024
 
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España

Cuestión de memoria

Ayer estuve conversando con un individuo, de unos cuarenta años, que mostró en su verborrea poca confianza en la labor de nuestro actual presidente...

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Ayer estuve conversando con un individuo, de unos cuarenta años, que mostró en su verborrea poca confianza en la labor de nuestro actual presidente. De la misma forma, se mofó de la forma en que había llevado y lleva este país. Mientras lo escuchaba, gratamente, me fue invadiendo un sentimiento extraño, que me hacía sentir que algo no era normal, algo no encajaba en aquella situación.

Me devané los sesos unos minutos hasta que caí en la cuenta de que no hace mucho, diría que un año más o menos, la concepción que yo tenía de este individuo era bastante diferente. O mejor dicho, la idea que tenía este tipo de Rodríguez Zapatero era bastante diferente. Poco a poco fui recordando varias conversaciones en las cuales, con los ánimos bastante enconados, ambos defendíamos posturas, casi antagonistas. Recuerdo que, aun argumentándole alguna de esas cuestiones, su forofa postura no varió un ápice. He de aclararles que lo que más me congratula es debatir con alguien con ideas totalmente opuestas y que éste me argumente –pocos lo hacen, ya que se aferran, tanto de un lado como de otro, a ideas retrógradas– sus inquietudes. Es por ello, que tenía, hasta ayer, una concepción de este señor bastante distinta a la que mostró. ¿Qué había cambiado?
En estos meses, lo único que ha variado ha sido la pasividad de Mariano Rajoy y el optimismo de Rodríguez Zapatero; aferrado a su postulado económico alcista que evidentemente no se sostiene ni con puntales. Ahora, ya no es lo mismo. De hecho, hace unos días las encuestas auguraban un empate en caso de elecciones entre PP y PSOE. Y ahora me pregunto, si Mariano Rajoy no ha hecho nada –literalmente–, ¿qué ha hecho mal Rodríguez Zapatero? Todo. Y por ello, estoy convencido que de haber ganado las elecciones el Partido Popular, ahora tendríamos un cacao formado de la hostia. Pero, como ya he afirmado en muchas ocasiones, la izquierda goza de un crédito anti mala gestión a prueba de bombas.

Pero, si todos los indicadores, los entendidos, y la cúpula del Partido Popular aseguraban que venía una crisis, ¿por qué la gente no actuó en consecuencia?

La respuesta es bastante sencilla: como he manifestado en muchas ocasiones, Rodríguez Zapatero es el mejor vendedor de humo que he conocido. Y de hecho, tiene tanto crédito de cara a la galería, que muchos lo creyeron a él, antes que los medios económicos que vaticinaban la crisis, recesión, época de vacas flacas, o como quieran llamarlo. Y todavía, hay muchos de esos crédulos que se aferran a que la crisis no la ha provocado Rodríguez Zapatero. Y es cierto, pero sin ser un entendido en la materia, nada más que llevado por su declaraciones y su escasas medidas, es el peor patrón para este barco que hace aguas por todos lados.

Precisamente es a esos señores, los que como mi contertulio se dan cuenta ahora de lo que votaron hace unos meses, a los que les dedico esta columna. Porque son ellos los máximos responsables de nuestro nefasto devenir, porque los otros, los forofos, no podremos cambiarlos nunca.

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