D I Y

Publicado: 19/02/2018
Corresponde, como saben, a las siglas do it yourself del inglés. Suena más comercial, pero significa “hágalo usted mismo”.
El título de la hablilla se ha salido de su casilla virtual, ha abandonado la pantalla del móvil y la del ordenador para protagonizar el texto. Corresponde, como saben, a las siglas do it yourself del inglés. Suena más comercial, pero significa “hágalo usted mismo”, como las secciones que aparecían en la última página de las revistas de los años sesenta, cuando la vida iba subiendo y los sueldos estaban atascados. Claro que dicho así parece referido a los muebles, a las estanterías, a los grifos y a los enchufes, nada que ver con el concepto actual, ligado a la imagen de unas manos que realizan el trabajo que podemos ir haciendo a la vez. Pero volviendo a la frase resultaba era alentadora, daba a entender facilidad, sin que la habilidad estuviera por medio. Aunque la realidad era bien distinta, porque aunque siguiéramos las instrucciones se acababa por recurrir a la lógica.

Con la costura pasó lo mismo. La necesidad enseñó a volver los abrigos, a convertir una camisa en un pijama para un pequeñín, a poner un bolsillo donde había un lamparón. Años más tarde a esta especie de autosuficiencia se le quiso dar relevancia vistiéndola de movimiento contra el capitalismo, monsergas que de poco sirvieron, porque aquí tuvo otra connotación, la que rozaba el “quiero y no puedo” salido de un sector que adolecía de lo mismo, es decir, que no disponía de posibles para comprar cosas nuevas, para estrenar. Por eso se recurría al ingenio para que una prenda pareciera otra, con una aplicación de croché, por ejemplo, para cubrir el desgaste y consiguiente agujero inesperado e impertinente en un jersey, procurando disimular la reparación, que no se notara mucho para no ser el blanco de las críticas. Y quién lo iba a decir, quién iba a pensar que medio siglo después una franquicia española iba a darle la vuelta a esta actitud convirtiéndola en fashionable -de moda-, diseñando uno con las aplicaciones de croché, las de colores que hacían nuestras abuelas con las lanas sobrantes, un jersey que se vendió volando y que motivó el deseo de tejer el propio, una forma de disfrutar de la última creación sin apenas coste. El lema -DIY- aporta satisfacción y exclusividad, pero sobre todo distracción.

Esta vuelta a las labores propiamente dichas invitan a parar dentro de la prisa que nos ahoga, lo que nos permite descubrirlas de nuevo para emprenderlas con ilusión y realizarlas con la paciencia de la madurez, recreándonos en la innovación sin perder de vista la tradición.

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