Jaén necesita una sociedad civil comprometida que con el tranvía y con todo se rebele contra el resignado sino de que tenemos lo que nos merecemos
El alcalde de Jaén aprovechó un mal día para la marca Partido Popular para dar a conocer una decisión unánime de su grupo, que sin duda traerá consecuencias para el gobierno que lidera, y que no es otra que el esperado anuncio de que las llaves del tranvía se entregarán a la Junta, cumpliendo escrupulosamente la hoja de ruta que se había marcado hace tiempo, desde el momento mismo en que anunció que jamás utilizaría ese medio de transporte. El último intento ha sido la reunión pretendida a cuatro bandas, que posiblemente pudo celebrarse si en vez de imposición se hubiera avenido a negociar, en definitiva a actuar con mano izquierda y tacto político. Las administraciones no han estado a la altura de las circunstancias, ni el Ayuntamiento, que sobre todo se ha equivocado con las formas, ni por supuesto la Junta que, conocedora del conflicto político y de la imagen de deterioro para las administraciones, ha estado fuera del escenario cuando le hubiera correspondido, como promotora de la iniciativa del tranvía, una mayor implicación para justificar un gasto tan cuantioso, aunque ya no estén las personas que impulsaron el proyecto, que tendrían que haber dado la cara en este duro momento. Esta polémica del tranvía ha puesto en evidencia que sigue faltando en esta ciudad una sociedad civil organizada, dinámica, responsable y comprometida, que alce su voz contra los desmanes, vengan de donde vengan, y reivindique por ejemplo un transporte público de calidad que nunca ha existido, y que se rebele contra el resignado sino de que en Jaén tenemos lo que nos merecemos.