No nació en Jaén, pero quiere a esta ciudad “más que los jienenses” y la ha hecho suya pintando una de sus joyas, la Catedral, con la que ha llevado el nombre de esta capital del Santo Reino por medio mundo.
Melchor Mesa (1950) nació en el Marruecos francés y llegó repatriado a España en 1957. Ha vivido en Jaén desde los ocho años de edad. “El pincel lo traía en la boca cuando nací. Ha sido una afición que siempre he llevado conmigo. Con cinco años ya dibujaba y en clase, en lugar de prestar atención a la lección, pintaba la Catedral. Nunca he dejado de pintarla”, reconoce un artista que la ha convertido en su emblema.
Dejó los estudios y se puso a trabajar “en todo”, desde panadero a botones, pero le pudo la “rebeldía” de no querer dedicar su vida a una estricta jornada laboral. “Sentí la rebeldía y quise pintar. Sin saberlo, me metí en la pintura”, dice.
Desde entonces es un autodidacta. “El autodidacta se muere sin saber lo que quiere pintar, no se planta en una sola técnica u estilo y siempre busca más”, apunta. En Jaén ha desarrollado una carrera profesional como pintor de la que se siente “orgulloso” y “reconocido”. Ha hecho de la calle su lugar de trabajo. “Cualquier rincón es mi taller. No necesito mucho. Desde muy joven me ha gustado pintar en la calle. Me recuerda que soy un bohemio. Me siento cómo y el contacto con la gente me gusta”, explica.
Es uno de los pintores más conocidos de la ciudad. “A los jienenses les gusta mi obra. Por eso he sobrevivido como pintor”, agradece. Lleva poco más de tres semanas pintando en ‘Enclave’, en el número 23 de la popular calle Espartería, recordando sus inicios.
Sus cuadros se exponen en la puerta y él, su caballete, pinceles y pinturas están a la vista de quien transita por la zona. “Estar en la calle me da la oportunidad de ofrecer cultura. Es una forma de visibilizar el arte. Es necesario. Me siento bien pagado sólo con la admiración que me demuestran”, puntualiza.
Sus precios siempre han sido asequibles, pero sólo se reconoce un ‘pintor comercial’ por ese motivo. “Raro es el jienense que no tiene una pintura mía”, apunta. Ya de niño dibujaba de memoria los personajes de los tebeos y hoy en día pinta la Catedral “con los ojos cerrados”, en poco más de dos horas. “Amo nuestra Catedral y quiero a morir a Jaén”, dice, a la vez que lamenta lo “inhumano que es lo que está ocurriendo en esta ciudad”.
En esta línea dice: “La Catedral se va a caer porque no hacen nada por ella. Que sean Patrimonio de la Humanidad Úbeda y Baeza y que nosotros tengamos que pedirle ayuda siendo la capital y teniendo la Catedral más bella de toda Andalucía, no se puede tolerar. Se pidió dinero para presentar la candidatura y después retirarla. Es una barbaridad”, denuncia. “La Catedral ha sido tratada muy malamente. No se ha mantenido. No sé cómo no se ha venido abajo”, espeta.
Sus cuadros con el templo catedralicio desde cualquier perspectiva están “por todo el mundo” y sus diseños la han mostrado de todas las formas, incluso ‘borracha’, señalando que “cualquier día se caerá”.
Los paisajes, el olivo, el Castillo, La Magdalena, La Merced…aparecen en su obra. “Jaén tiene una luminosidad tremenda. El cielo de Jaén es único porque tiene un azul especial”, valora.
Pero a este pintor le gusta “lo cotidiano” de Jaén, y especialmente “lo antiguo”, un patrimonio que ha recogido en su obra y que ahora “se ha perdido”. Afirma: “Jaén lo tengo en mi memoria y lo pinto así o llenándome con fotografías antiguas. Me gusta lo antiguo de Jaén, pero se ha destruido mucho. Han desaparecido los torreones de la Jaén fortificada y el Jaén románico. Se ha derribado cuando deberían de haber conservado”.
Su pintura está fundamentada en la de clásicos como Rembrandt, Sorolla y El Greco, pero también en la de “grandes pintores de Jaén” como Alfonso Parras, “lumínico y maravilloso”.
“A cada técnica le doy su ley. Lo máximo es la materia”, dice refiriéndose al óleo y a la acuarela, que ahora con la llegada del otoño se dispone a recuperar en sus lienzos.
Echa de menos las antiguas reuniones de artistas, pero también las marqueterías y galerías de arte, denunciando que “están desapareciendo”. De ahí que afirme que “Jaén culturalmente está fatal”.