Cualquier cosa puede convertirse en un arma, quedó demostrado el otro día con los atropellados de Niza. Pero un furgón no se fabrica para matar a gente y un arma no tiene otra finalidad. Después del atentado en Alemania, resultan alarmantes los datos de las armas ilegales que circulan por el país que se mueven en una horquilla de entre veinte y treinta millones. ¿Cómo de fácil es conseguir un arma en la Unión Europea?
Pues parece que a partir de trescientos euros puede tener un arma cualquiera. Algo habrá que hacer para controlar este tráfico porque asemejarnos cada vez más a Estado Unidos en este aspecto no tranquiliza nada. En USA, donde caben prácticamente a un arma por habitante, cada dos por tres hay asesinatos múltiples, además, la policía también recurre a abatir ante cualquier atisbo de sospecha, sobre todo a la población afroamericana, sencillamente porque cualquiera puede tener un arma.
No es precisamente tranquilizador que cualquier grupo o individuo que pretenda atentar en la UE tenga tan fácil acceso al mercado negro de armas, la Comisión de Seguridad Europea lo tiene claro desde el atentado de París del 13 de noviembre.
Tampoco son temas banales las armas vendidas legalmente, también extinguen vidas. España vende armas a los dos países de América Central donde se producen más homicidios: Honduras y Guatemala. Estos datos no parecen importar a nadie, las noticias televisivas se repiten muchas veces cuando hay muertos aquí pero no se habla de los muertos del Tercer Mundo, mientras sigan matándose entre sí no se desarrollarán nunca y seguirán en manos de las multinacionales.
Apenas se hace referencia a los atentados que se producen en otros lugares del mundo, perpetrados por los mismos que actúan en Europa y que producen mayor número de bajas. Separamos nuestras víctimas de los suyas como si no fueran igual de inocentes o como si sus vidas valiesen menos que las nuestras. Lo que ofrece una visión distorsionada de la realidad, fomentando el racismo y la xenofobia. Este tipo de cosas no se hacen gratuitamente, quienes manejan la información son perfectamente conscientes de la manipulación a la que someten a la gente, cada vez más hecha al resurgimiento de la ultraderecha en la mayoría de los países europeos. Partidos que utilizan a los refugiados sirios para llegar al poder, mientras nadie se pregunta por qué no se soluciona la situación allí y cómo se alimentan de armas los distintos bandos.